Este es uno de esos lugares que te suena mucho, pero no por su belleza… Ahora mismo no sabría decirte si su famosa carrera de 24 horas ha eclipsado lo jodidamente bonito que es todo lo que ver en Le Mans, o si simplemente nunca se ha mostrado en condiciones.
Aunque mis planes eran totalmente distintos, una urgencia me hizo cambiar el viaje a Nantes. Mantuve el vuelo y busqué destinos poco conocidos para bichearlos y que merecieran la pena. Así fue como acabé en Angers y Le Mans, disfrutando de la belleza de ambas ciudades totalmente a solas.
A ratos te va a parecer la Alsacia, la Selva Negra, los museos florentinos o incluso la capilla sixtina, pero no. Son igual de bonitos y únicos y creo que muy pocos lo saben aún.
Un poco de contexto
Le Mans toma su nombre de la antigua tribu gala de los Cenomani, de la que fue capital. En algún momento del siglo III d.C., los galo-romanos decidieron que un poco de privacidad no estaría mal y rodearon la ciudad con una muralla, parte está todavía en pie y es preciosa.
Después del siglo VI, Le Mans se convirtió en la sede de los condes de Maine. En el siglo XII, el condado pasó a los Plantagenet, los condes de Anjou, y aquí Enrique II, el primer rey Plantagenet de Inglaterra, nació en 1133. Sí, se podría decir que la ciudad tiene pedigrí.
En el siglo XIII, Le Mans volvió a la corona francesa, aunque no por mucho tiempo. Los ingleses decidieron que les gustaba tanto que la invadieron durante la Guerra de los Cien Años (1337–1453), que, para ser honestos, duró algo más de cien años. Durante la Revolución Francesa, la ciudad pasó de mano en mano entre realistas y republicanos, como si fuera una especie de premio.
Y así, entre muros, santos y guerras, Le Mans ha visto de todo un poco, menos carreras de coches… hasta que llegó el siglo XX. 😄
Qué ver en Le Mans
Desde hace más de un siglo, esta ciudad medieval en la región del Loira, en el noroeste de Francia, ha sido la anfitriona de las legendarias 24 Horas de Le Mans, un icónico rally en el Circuit de la Sarthe que pone a prueba tanto la resistencia como la velocidad.
Pero no necesitas ser un amante de los motores para enamorarte de Le Mans. Es un lugar que te transporta al pasado con su evocador centro histórico, lleno de callejuelas adoquinadas, unas de las murallas romanas mejor conservadas del mundo y una catedral de película, con vitrales que te dejarán boquiabierto.
Además, puedes elegir entre acogedores restaurantes o animados bares al aire libre junto al río, donde una silla y un buen ambiente son todo lo que necesitas para sentirte en la gloria.
La Cité Plantagenêt
Dicen que un paseo por la Cité Plantagenêt es como abrir un libro de historia… pero mucho más fotogénico. Y yo a eso añado que es un absoluto que ver en Le Mans.
Este encantador barrio histórico se extiende a lo largo de 20 hectáreas y parece sacado de un cuento medieval, con sus callejuelas adoquinadas, casas con entramado de madera y elegantes mansiones renacentistas. Todo esto está rodeado por una impresionante muralla romana que todavía hace sentir su poder.
La Cité Plantagenêt fue el escenario de auténticas telenovelas medievales. Geoffroy Plantagenet, conde de Anjou y Maine, se casó en la catedral con Matilde la Emperatriz, nieta de Guillermo el Conquistador. Ésta dio a luz a Enrique en 1133 en el actual Hôtel de Ville (antes palacio condal) que creció para ser Enrique II, rey de Inglaterra en 1154, y que convirtió a Le Mans en el centro de las peleas entre Francia e Inglaterra.
Por si fuera poco, su esposa, Leonor de Aquitania, aportó un trozo del suroeste de Francia como dote. Y claro, su hijo Ricardo Corazón de León no iba a ser menos: añadió un toque legendario con sus aventuras cruzadas dignas de película.
Y la cosa sigue (ya te dije que era una telenovela), porque Bérengère de Navarra, esposa de Ricardo Corazón de León, también dejó su huella en Le Mans, aunque sin espadas ni batallas. Tras enviudar, se quedó con la gestión de la ciudad en 1204, viviendo cómodamente en el palacio condal durante 25 años. Pero no todo fue lujo y descanso, fundó la Abadía Real de l’Épau, donde descansa plácidamente.
Catedral
Ahórrate todo el viaje si no vas a dedicarle al menos 30 minutos a este lugar impepinable que ver en Le Mans. Aquí se alza la majestuosa catedral de Saint-Julien, un espectáculo arquitectónico que combina los estilos románico y gótico. Con 134 metros de longitud y unos imponentes 5000 m², esta catedral no solo impresiona, ¡también compite entre las más grandes de Francia!
La catedral de Le Mans comparte con Notre-Dame de Chartres uno de los vitrales medievales más espectaculares del mundo. Levantada sobre una piedra sagrada milenaria, el edificio actual combina restos románicos del siglo XI con el esplendor gótico que se fue sumando durante los siglos XIII al XV. Desde los muros oscuros y robustos de la nave hasta los 34 metros de altura del coro gótico, la catedral es un ejemplo de cómo la arquitectura medieval podía ser tan funcional como fabulosa.
Pero no todo es historia antigua: los vitrales narran siglos de arte, desde el vitral de la Ascensión (siglo XII) hasta escenas de Juana de Arco del siglo XX. Aunque poco te va a importar lo que cuentes, porque te vas a embobar igual.
Y mi crush total, las pinturas en las bóvedas con ángeles músicos y vírgenes son el telón perfecto para el espectáculo de luz y sonido “La noche de las quimeras” en verano.
Casas históricas
Otro impepinable que ver en Le Mans son las casas históricas. El mejor lugar para admirar esta escena es en el grupo de casas a lo largo de la Rue de la Reine-Bérengère, donde se encuentran la Maison du Drapier y la Maison de la Reine-Bérengère, flanqueando la algo más moderna Maison de l’Ave-Maria. Este trío de viviendas históricas forma un rincón de cuento en pleno corazón de Le Mans.
La oficina de turismo de Le Mans se ubica precisamente en la Maison du Pilier Rouge, un edificio con un característico pilar rojo que resalta entre las demás casas. En los últimos años, se han realizado trabajos de restauración para devolver los colores originales a las vigas, ahora decoradas en tonos rojos, azules y verdes.
Muralla
La muralla es una de esas maravillas que ver en Le Mans, porque además es una de las fortificaciones romanas mejor conservadas de Europa. Esta muralla fue construida en el siglo III d.C. para proteger la ciudad de posibles invasiones y se extiende a lo largo de 1.300 metros. Con hasta 9 metros de altura, es una estructura de ladrillos y piedras que forman intrincados patrones geométricos en tonos rojizos y ocres. Este diseño no solo la hacía resistente, sino también estéticamente impresionante.
A lo largo del tiempo, la muralla ha resistido guerras y transformaciones urbanas, permaneciendo como un símbolo del rico pasado histórico de Le Mans. Hoy en día, forma parte del pintoresco barrio de la Cité Plantagenêt, rodeada de calles empedradas, casas medievales y vistas espectaculares del río Sarthe.
Chapelle de la Visitation
Si te queda tiempo y andas por el centro, apunta esto a tu lista de cosas que ver en Le Mans.
Esta joya barroca fue originalmente construida en el siglo XVIII como parte de un convento de monjas visitandinas. Su fachada es sencilla pero elegante (a mí me flipa el medio campanario), y su interior ha sido cuidadosamente decorado.
Hoy en día, la capilla se ha reinventado como un espacio cultural multifuncional. Alberga exposiciones, conciertos y eventos artísticos que le dan una nueva vida mientras conserva su atmósfera de recogimiento.
Pero, la Chapelle de la Visitation no está exenta de su propio toque de misterio y cotilleo. Se dice que, durante la Revolución Francesa, cuando el convento fue clausurado, algunos objetos religiosos desaparecieron de forma… poco santa. Las historias locales cuentan que algunas piezas reaparecieron años después en lugares bastante inusuales, como casas particulares y mercadillos de la región.
La Nuit des Chimères
es un espectáculo nocturno único que transforma las noches de verano en Le Mans en una experiencia mágica. Este evento ilumina las calles y monumentos de la Cité Plantagenêt con proyecciones artísticas que dan vida a figuras mitológicas, escenas históricas y diseños fantásticos. La muralla romana, la catedral Saint-Julien y otros edificios emblemáticos sirven como lienzos para estas animaciones deslumbrantes, creando un recorrido lleno de luz y color que encanta a visitantes de todas las edades.Cada proyección cuenta una historia que conecta el rico pasado de la ciudad con una narrativa moderna y creativa, convirtiendo cada esquina en un espectáculo visual. La Nuit des Chimères no solo destaca el patrimonio histórico de Le Mans, sino que lo reinventa, ofreciendo una experiencia cultural inolvidable que combina arte, tecnología y el encanto de la noche.
Qué comer en Le Mans
En Le Mans, la gastronomía refleja los sabores auténticos de Sarthe y la tradición francesa. Destacan las rillettes de porc, un paté untuoso de cerdo cocido lentamente, servido con pan y pepinillos. Otro imprescindible es la poularde de Loué, un pollo de calidad superior, preparado asado o con vino blanco y champiñones. Para el postre, las galletas sablé de Sarthe ofrecen una delicia crujiente y mantequillosa, perfecta con café o té. Además, la región acompaña sus platos con excelentes vinos del Valle del Loira y sidra artesanal, ideales para completar la experiencia gastronómica.
Dónde dormir en Le Mans
Homeexchange
Apenas dos semanas después de regresar de mi súper apartamento en Nueva York, pensaba que no había manera de superarlo. Pero… terminé alojándome en una de las típicas casas de Cité Platagenet. En la vida hubiera pensado poder dormir en una cosa tan bonita y con tanto encanto.
Te recuerdo cómo va esto: te inscribes en este enlace, te presentas y cuando te animes solicitas un intercambio de casas (puede ser o no simultáneo). Son casas reales de gente normal, y los dueños no te agradan por la puntuación, sino porque son así de majos. Te dejan su casa y a cambio viajan a casa de otros miembros de la comunidad y eso, Maris, no es algo que mucha gente vea normal.
Si quieres probar, te dejo aquí un enlace con descuento (a ti te dan puntos por registrarte desde ahí y a mí, también).
Si tienes alguna duda o quieres que te personalice el viaje ¡contáctame para lo que necesites!
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