Qué ver en Higuera de la Sierra
Si eres de los que disfrutan con pueblos con encanto, aire serrano y rincones que huelen a historia y jamón, Higuera de la Sierra te va a conquistar desde el primer vistazo. A medio camino entre lo rural y lo mágico, este pueblecito andaluz es uno de esos sitios que no sale en las guías top, pero no le hace falta. Sus calles empedradas y fachadas blancas invitan a perderse sin rumbo… y a encontrarse con más de una sorpresa.
Pese a su tamaño modesto, algo único que ver en Higuera de la Sierra es una de las cabalgatas de Reyes más antiguas de España. Desde 1918 nada menos, y con un toque artístico que te deja loco, las carrozas son auténticas obras de arte hechas por los propios vecinos.
Además, su entorno natural es una pasada, con senderos que serpentean entre alcornoques, castaños y encinas, ideales para una caminata con vistas (y sin prisa).
Así que ya sabes, si estás por la Sierra de Aracena y quieres vivir algo diferente, haz una parada en Higuera. No solo por su tranquilidad y belleza, sino por esas pequeñas cosas que lo hacen único: la hospitalidad de su gente, sus miradores secretos, y esa sensación de estar en un lugar que aún conserva la esencia de lo auténtico. Un plan de diez, y encima sin agobios turísticos.
Las tobas de Higuera de la Sierra son una auténtica joya natural poco conocida, y la mar de interesantes si te mola el rollo geológico o simplemente flipar con paisajes que parecen de otro planeta.
Estas formaciones de toba calcárea se encuentran en las afueras del pueblo, en una zona de manantiales y cursos de agua donde la cal disuelta va creando esas capas blancuzcas y porosas que se van acumulando con el tiempo. Lo guay de las tobas de Higuera es que aún conservan restos de raíces, hojas y hasta pequeñas ramas fosilizadas, porque el agua al calcificarlas las envuelve y las «congela» en el tiempo. Es como ver un fósil en 3D hecho por la naturaleza.
Además, el sitio tiene un rollo muy tranquilo, ideal para pasear, hacer fotos y alucinar con cómo el agua y el tiempo pueden esculpir el paisaje. Es uno de esos rincones que no salen en las guías pero que te hacen sentir como si hubieras descubierto algo secreto. Y encima yo me alojé justo al ladito (te cuento más abajo).
Otra de esas joyitas que ver en Higuera de La Sierra, pero pasan desapercibidas si no vas con los ojos bien abiertos, son los lavaderos.
Estos lavaderos tradicionales son un pedacito de la vida cotidiana del pueblo de antaño. Eran el punto de encuentro de las mujeres, donde se lavaba la ropa a mano, claro, pero también donde se chismorreaba, se reía, se contaban penas y se tejía comunidad (y no solo jerséis). Están bien conservados, con sus pilas de piedra, sus techaditos humildes y el agua fresca corriendo, como si el tiempo no hubiera pasado. Hoy ya no suenan a chapoteo ni a risas de lavandera, pero pasear por allí es como abrir una ventana al pasado rural de Higuera.
En lo alto del pueblo, donde ya empieza a oler a sierra de verdad, se encuentra la Ermita del Santísimo Cristo del Rosario, una de las más veteranas que ver en Higuera de la Sierra. Empezaron a construirla allá por el siglo XVI y la remataron en 1626, con ese rollito renacentista sobrio pero con clase. Luego, en el siglo XVIII le cambiaron el techo de madera por una bóveda de piedra, pero sin quitarle ni un ápice de su encanto original.
Además de ser lugar sagrado, la ermita cobra vida de verdad en septiembre, cuando todo el pueblo se reúne para celebrar al Cristo del Rosario durante la feria. Es de esos sitios que respiran tradición por cada rincón. ¿Y las vistas? De postal. Y como está cerca de otros puntos clave como lavaderos y fuentes antiguas, es una parada redonda para entender el alma de Higuera sin necesidad de guía.
Es el corazón del pueblo y un ejemplo precioso de arquitectura barroca serrana. Su fachada te atrapa, pero lo mejor está dentro: retablos, detalles dorados y ese aire solemne de los templos con historia. Además, desde la placita que la rodea, las vistas al entorno son una maravilla. Y siempre, siempre, tiene mucha vida.
La Ermita de San Antonio de Padua, en Higuera de la Sierra, es uno de esos rincones que desprenden paz nada más llegar. Blanca, sencilla y rodeada de verde, está en las afueras del pueblo y tiene ese aire de postal andaluza que tanto engancha. Es el lugar al que suben los vecinos cada junio para celebrar su tradicional romería, con flores, trajes típicos y mucha alegría. Pero incluso cuando no hay fiesta, vale la pena el paseo: desde allí se ve la sierra en todo su esplendor, con unas vistas que invitan a quedarse un rato largo… o toda la vida, si te descuidas
Si pensabas que los Reyes Magos solo salían una vez al año, es que no has pasado por Higuera de la Sierra. Aquí les han montado un museo entero: el Museo de la Cabalgata de Reyes Magos, que rinde homenaje a una de las cabalgatas más antiguas y espectaculares de España (¡desde 1918 nada menos!). Este lugar no es un museo cualquiera: es una explosión de color, emoción y tradición donde puedes ver trajes originales, carrozas, fotografías históricas y todo el arte que hay detrás de un desfile que pone al pueblo patas arriba cada 5 de enero.
Lo más chulo es que no se centra solo en los Reyes en sí, sino en toda la magia colectiva que hay detrás: el currazo de los vecinos, la implicación de generaciones enteras, y ese orgullo local que convierte la cabalgata en una auténtica obra de arte en movimiento. Si visitas Higuera fuera de fechas navideñas, este museo es la mejor forma de empaparte del espíritu festivo que lo llena todo cada invierno. Spoiler: vas a salir con ganas de pedir tu carta y ponerte una corona.
Y si después de recorrer Higuera de la Sierra aún te quedan ganas de más (que seguro que sí), te propongo que pongas rumbo a su vecina más famosa: Aracena. A solo un paso, te espera un mix brutal de naturaleza, historia y bocados ibéricos de otro mundo. Desde su mítica Gruta de las Maravillas hasta castillos, iglesias y miradores que parecen sacados de un cuento. Te lo cuento todo con detalleen este otro artículo → Qué ver en Aracena. ¡Planazo asegurado para redondear la escapada!
Si buscas un lugar con sabor auténtico y ambiente acogedor en Higuera de la Sierra, Bar Manolete es una parada obligatoria. Ubicado en la calle Diego José Navarro, este bar es conocido por su deliciosa comida típica andaluza, que incluye platos como gazpacho, salmorejo, tortilla española y una variedad de tapas frescas y sabrosas. El ambiente es cálido y tradicional, con una decoración que te transporta a la esencia de Andalucía. Además, el personal es amable y atento, lo que hace que te sientas como en casa. Con precios razonables y una ubicación céntrica, es el lugar ideal para disfrutar de una comida o bebida sin complicaciones. Te dejo aquí el mapa del Bar Manolete
Aunque Aracena tenga alojamientos bien majos, encontré un sitio en plena naturaleza que es otra liga.
Me quedé a dormir en Higuera de la Sierra, concretamente a una finca preciosa llamada Las Tobas. Solo tiene tres alojamientos, lo justo para sentirte en mitad del paraíso sin nadie alrededor, con una piscina infinita (casi literal), vistas que parecen un fondo de Windows y una calma que no se paga con Mastercard. Naturaleza, sierra, aire puro y un desayuno mirando al horizonte. ¿Qué más se puede pedir?
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