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Qué ver en Estocolmo


A pesar de haber ido dos veces a Laponia, no solo no tenía ni idea de qué ver en Estocolmo, es que no había pisado un metro de Suecia. Y, por fin, puedo decir con conocimiento, que la vibrante capital de Suecia es una locura. Un contraste de súper modernidad con un centro medieval que enramora a cada casa. Un archipiélago de 14 islas que por mucho que lo patees, no vas a alcanzar a ver su belleza si no te pillas un paseo en barco.
Y que no te de miedo el frío, explora las increíbles estaciones de metro si te quieres resguardar de él, vas a flipar. O aprovecha para marcarte un Fika (esa pausa para café tipo merienda) para reponer fuerzas y calor. Y, si te atreves, al agua, en Estocolmo se puede nadar e incluso pescar en pleno centro. ¡El agua es tan limpia que los salmones han vuelto a la ciudad!

El síndrome de Estocolmo

Qué ver en Estocolmo

Birger Jarl la fundó en el s. XIII para proteger el país de invasiones marítimas. Estratégicamente situada sobre 14 islas (hoy en día unidas por 57 puentes), la ciudad pronto se convirtió en un importante centro comercial del Báltico. 

Aunque Suecia se mantuvo neutral en ambas guerras mundiales, Estocolmo desempeñó un papel clave en la diplomacia y la ayuda humanitaria, consolidando su reputación como una capital pacífica y progresista.

Pero lo que realmente hace única a Estocolmo es su espectacular entorno de archipiélago y su fusión de historia, innovación y diseño. Es el hogar del primer museo al aire libre del mundo (Skansen), del impresionante arte subterráneo de su metro y de marcas globales como IKEA, Spotify y H&M. Además, cada año acoge la ceremonia de los Premios Nobel, reforzando su papel como epicentro del conocimiento y la cultura.

Hoy en día, Estocolmo es una mezcla perfecta de tradición y modernidad, donde callejuelas medievales conviven con tecnología de vanguardia y un estilo de vida urbano sostenible. Con sus vistas espectaculares frente al agua, su mentalidad innovadora y su herencia vikinga, sigue siendo una de las ciudades más fascinantes del mundo y aún así, poco turísticas.

Stockholms stadshus

El Ayuntamiento de la ciudad es uno de los edificios más icónicos que ver en Estocolmo (aunque solo sea por fuera), pero por dentro es que es brutal.

El exterior cubierto de ladrillo rojo de una cantera sueca, se culmina con una torre de 106 metros con las Tres Coronas de Suecia (la torre solo es visitable en verano). Pero el interior supera todas las expectativas con sus 3 salas más especiales (aunque en realidad todo el interior es de traca).

¿Se puede visitar? ¡Por supuesto! Pero hay truco: solo se puede acceder con una visita guiada, disponible todo el año en varios idiomas, incluido inglés. Las plazas vuelan, así que mejor reservar con antelación.

La visita empieza en la Sala Azul, que no es azul. El arquitecto tenía la intención de pintarla de ese color, pero cuando vio lo increíble que quedaban los ladrillos rojos, decidió dejarlos así. Y aquí, Maris mías, es donde se celebra el gran banquete de los premios Nobel, con una escalera majestuosa por donde descienden los invitados con toda la pompa.

Si subes la escalera a la izquierda llegarás a la Galería del Príncipe, con un aire más romántico y grandes ventanales. Las pinturas del mural y techo son pura fantasía, un paisaje idealizado de Estocolmo hecho por el príncipe Eugen, que además de ser de la realeza, era un artista bastante talentoso.

Y para rematar la visita el Salón Dorado. 18 millones de mosaicos dorados recubren la sala creando un ambiente que parece sacado de un cuento de hadas. En una de las paredes, destaca la «Reina del Lago Mälaren», una representación simbólica de Estocolmo en el centro del universo (porque, claro, los suecos tenían que poner su ciudad como epicentro del mundo). Aquí es donde la fiesta sigue después del banquete, con baile y copas.

Por cierto, que su ubicación junto al agua le da un plus de encanto, con vistas que te dejarán boquiabierto.

Para pillar las entradas, te dejo la web oficial: https://stadshuset.entryevent.se/ticketshop/events/visning-engelska

Gamla Stan

Gamla Stan es el casco antiguo impepinable que tienes que ver en Estocolmo. Es que además es uno de los centros medievales mejor conservados de Europa y seguro que te termina recordando a algún rincón de Bélgica. Sus callejuelas adoquinadas y serpenteantes, sus coloridos edificios y sus patios escondidos le dan un aire de cuento de hadas, qué sorpresa está siendo Estocolmo…

Aquí se encuentran algunos de los lugares más importantes de la ciudad, como el Palacio Real, la Catedral de Estocolmo y Stortorget, la plaza más antigua, famosa por sus casas históricas y por ser el escenario de la Masacre de Estocolmo en 1520…. te cuento más.

Mårten Trotzigs Gränd

Mårten Trotzigs Gränd es el callejón más estrecho de la ciudad, con solo 90 cm de ancho en su punto más apretao…

Caminar por aquí con sus empinados escalones de piedra y sus muros históricos cerrándose a tu alrededor es mágico hasta para los claustrofóbicos. Es una joya oculta del Estocolmo medieval. Cuidado porque se suele llenar, eso sí, si la tomas desde abajo, la puerta de acceso te va a despistar, porque parece que te estés solando en casa de alguien…

Stortorget

Stortorget no es solo un must que ver en Estocolmo, es también el corazón de Gamla Stan y la plaza más antigua de la ciudad. Rodeada de impresionantes casas del siglo XVII en tonos rojos, amarillos y naranjas, este rincón es vibrante y uno de los rincones más mágicos del casco antiguo. Además, aquí se encuentra el Museo del Premio Nobel y algunos de los cafés más cool de la ciudad.

Pero Stortorget también tiene un pasado bastante oscuro. En 1520, fue escenario del Baño de Sangre de Estocolmo, que bien podría dar para una mini serie de Netflix. Tras invadir Suecia, el rey danés Cristián II organizó una “fiesta de reconciliación” en el palacio, pero resultó ser una trampa. Poco después, más de 80 nobles y clérigos suecos fueron ejecutados en la plaza, en un intento de aplastar la resistencia contra el dominio danés. Spoiler: no funcionó. El brutal evento enfureció a los suecos y terminó provocando la independencia del país pocos años después.

Hoy en día, la plaza es mucho más tranquila, sobre todo en Navidad, cuando se convierte en un mercado de cuento, lleno de luces brillantes, dulces festivos y un ambiente mágico. 

Järnpojke

Järnpojke, también conocido como el «Niño de Hierro», es la estatua más pequeña que ver en Estocolmo, ¡mide solo 15 cm de alto! Y claro, con esa medida la encontrarás escondida en un tranquilo patio detrás de la Iglesia Finlandesa en Gamla Stan.

Creada en 1967 por el artista Liss Eriksson, muestra a un niño acurrucado mirando al cielo, con un aire mágico y soñador. Cuenta la leyenda que frotarle la cabeza trae buena suerte, y en invierno, los visitantes más tiernos suelen vestirlo con bufandas y gorritos para que no pase frío.

Palacio real

El Palacio Real de Estocolmo es una auténtica joya arquitectónica y uno de los palacios más grandes de Europa, ¡con más de 600 habitaciones! Este enorme edificio barroco sigue siendo la residencia oficial del monarca sueco. Aunque el rey no vive aquí, el palacio sigue en uso para ceremonias y eventos oficiales. Uno de los momentos más emocionantes es el Cambio de Guardia, un espectáculo digno de la realeza, con soldados marchando y música en vivo.

En su interior vas a ver salones lujosos, arañas doradas y auténticos tesoros reales, como las Joyas de la Corona y la impresionante Sala del Estado. A diferencia de otros palacios europeos, este está abierto al público la mayor parte del tiempo, así que puedes pasearte por sus pasillos y sentirte de la realeza por un día. 

El Cambio de Guardia se lleva a cabo en la explanada frente al palacio y tiene una duración aproximada de 40 minutos. Horarios habituales: se celebra todos los días frente a la explanada del Palacio Real a las 12:15 horas en invierno y a las 11:45 horas en verano. Los domingos y festivos se realiza una hora más tarde. 

Eso sí, vete como 30 minutos antes y colócate en alguna de las esquinas frente a la entrada a palacaio si quieres ver un poquito al menos.

Catedral de San Nicolás 

La Storkyrkan, también conocida como la Catedral de San Nicolás, es la iglesia más antigua que ver en Estocolmo, y se remonta a 1279. Ubicada en pleno Gamla Stan, ha sido testigo de innumerables ceremonias reales, desde coronaciones hasta bodas de la realeza. La catedral mezcla estilos gótico y barroco, y en su interior, no te puedes perder la famosa estatua de San Jorge y el Dragón, una impresionante obra de madera que simboliza la lucha de Suecia por su independencia. 

Riddarholmen

Riddarholmen, o “la isla de los caballeros”, es uno de los rincones más históricos y fotogénicos que ver en Estocolmo, y está justo al oeste de Gamla Stan.

Aunque pequeña, esta isla rebosa historia real, elegantes palacios y unas vistas al agua que quitan el aliento, convirtiéndola en una parada obligatoria para quienes exploran la ciudad. A diferencia de Gamla Stan, aquí hay menos gente, por no decir que nadie, lo que permite disfrutar de un ambiente más tranquilo.

De hecho, Evert Taube’s Terrace es uno de los miradores más espectaculares de Estocolmo, con vistas impresionantes sobre el lago Mälaren, el Ayuntamiento y Södermalm. Ideal para un paseo tranquilo o para capturar atardeceres de infarto.

Tunnelbana

Caminar es mu’ bonito, pero, por tu madre, el metro es algo impepinable que ver en Estocolmo. 

El Tunnelbana, el metro de Estocolmo, es una galería de arte subterránea, de hecho lo llaman «el museo más largo del mundo», ya que casi 90 de sus 100 estaciones están decoradas con impresionantes obras de arte. Desde murales coloridos hasta esculturas y efectos visuales que juegan con la estructura de las estaciones. En serio, cada parada es una sorpresa…

Allá por los años 50, un grupo de urbanistas y artistas tuvo una idea genial: llevar el arte a la gente, no solo a los museos. ¿Y qué mejor lienzo que el metro? Así nació este increíble sistema de transporte convertido en una galería de arte bajo tierra, donde cada estación cuenta una historia sobre la historia, la sociedad y los paisajes de Suecia, haciendo que los trayectos diarios sean mucho más inspiradores.

En lugar de los clásicos azulejos, muchas estaciones mantuvieron su roca natural a la vista, creando un ambiente de cueva que resalta aún más con los colores chillones. Más de 150 artistas han participado en esta obra de arte en movimiento, y aquí van algunas de las estaciones más impresionantes que no te puedes perder.

Östermalm

Östermalm es el distrito más exclusivo de Estocolmo, donde el lujo, la arquitectura imponente y la vida nocturna vibrante van de la mano (y se van de las manos). Aquí encontrarás boutiques de diseñador, cafeterías modernas y algunos de los mejores restaurantes de la ciudad. Pero no llores, si eres un/a tieso/a, también hay planes gratis.

Norrmalmstorg Square

Culturalmente este es, sin duda, uno de los lugares que ver en Estocolmo, porque seguro que has escuchado hablar del síndrome de Estocolmo más de una vez.


Este es justo el lugar de su origen, fue el escenario del atraco y crisis de rehenes en 1973. Todo ocurrió en el antiguo edificio de Kreditbanken, y su impacto psicológico se convirtió en referencia mundial.
Muy, pero que muy resumido: dos ladrones tomaron cuatro rehenes y los retuvieron durante seis días en la bóveda del banco. Durante el cautiverio, los rehenes comenzaron a empatizar con sus captores, incluso defendiéndolos ante la policía y negándose a testificar contra ellos después del rescate. Este extraño vínculo emocional llamó la atención de los psicólogos, quienes acuñaron el término para describir cómo, en situaciones extremas, algunas víctimas desarrollan una conexión con sus secuestradores como mecanismo de supervivencia.

Strandvägen y Djurgårdsbron

Este elegante boulevard junto al agua es perfecto para un paseo escénico, rodeado de yates de lujo, edificios históricos y acogedores cafés. Es una de las calles más pintorescas de Estocolmo, pero al atardecer… simplemente mágica.

Aunque técnicamente es la entrada a Djurgården, este precioso puente llamado Djurgårdsbron, en el límite de Östermalm, es la puerta de acceso perfecta a la naturaleza, los museos y paseos tranquilos. Además, es un escenario de lujo para sacar fotazas.

Vasa Museum

Otro único que ver en Estocolmo, el Vasa, es nada menos que el barco de guerra del siglo XVII mejor conservado del mundo… aunque su primer viaje en 1628 duró solo unos minutos antes de hundirse, ¡a solo 1.300 metros de la costa! 

Pero los suecos «en el fondo» tuvierons suerte y el barco fue rescatado 333 años después, casi intacto. Hoy, es un fracaso épico convertido en una de las mayores atracciones de Estocolmo.

Aunque la entrada son unos 19€, el Vasa merece cada céntimo y aún sin ganas, te va a llevar más de una hora recorrerlo. Porque no solo era un barco de guerra, sino también una obra de arte flotante. Tiene más de 700 esculturas y decoraciones talladas a mano, con figuras de leones, reyes y dioses diseñadas para intimidar a los enemigos. Está en los rankings de los mejores museos del mundo, piénsatelo.

Södermalm

Uno de los barrios que tienes que ver en Estocolmo, es el barrio hipster de Södermalm, con tiendas vintage, cafeterías bastante cool y un ambiente dicen muy creativo. Conocido simplemente como «Söder» por los locales, este barrio pasó de ser una zona obrera a convertirse en el epicentro del arte, el diseño y las tiendas vintage. 

De día, ideal para descubrir moda única y rincones acogedores; de noche, su animada vida nocturna lo convierte en uno de los puntos más vibrantes de Estocolmo.

Monteliusvägen

Sin duda, uno de los mejores miradores de Estocolmo. Un espectacular paseo panorámico de 500 metros que ofrece algunas de las vistas más impresionantes de Gamla Stan, el Ayuntamiento y el paseo marítimo. 

Al amanecer y al atardecer, la luz transforma el paisaje en una auténtica postal. Además, es un spot perfecto para los amantes de la fotografía y una parada obligada si quieres ver la ciudad desde otra perspectiva.

Experiencia única

Había leído que las saunas flotantes de Estocolmo son una de esas experiencias que hay que vivir al menos una vez y de todas las quehabía en las 14 islas, me llamó mucho la atención Sthlm Sauna por la estética y por la localización (a unos minutos en metro del centro). Ubicada en plena naturaleza, con vistas espectaculares del archipiélago, esta incluso tiene terraza para relajarte y socializar con una cerveza en la mano.

Imagina estar dentro de una acogedora cabañita de madera, sudando a gusto con el calor de la estufa, mientras afuera el mar Báltico está helado. ¿Lo mejor? todo entre locales súper majos, por cierto. Te van explicando el «ritual» y ya tú si eso… Sales directo de la sauna y te lanzas al agua fría, sintiendo ese choque brutal pero increíblemente revitalizante. Yo, de Écija, sí, yo lo hice, y encima dos veces…

Lo que hace únicas a estas saunas no es solo el contraste entre calor y frío, sino la conexión con el estilo de vida escandinavo. Aquí la gente se toma en serio el bienestar, pero sin estrés: es relajarse, disfrutar y dejarse llevar. En verano flotan tranquilamente entre las islas, y en invierno, cuando el agua se congela, rompen el hielo para que puedas seguir con el ritual. Las saunas flotantes de Estocolmo son un planazo total. Yo solo puedo recomendar lo que pruebo, y madre mía, esta de Sthlm Sauna me regaló una experiencia que ni yo misma imaginaba podría vivir.

Definitivamente es un Once in a Lifetime y si es en invierno, subes ya de nivel…

Dónde dormir en Estocolmo

Un hotel en pleno centro

Este hotel boutique, con más de 120 años de historia, destaca por su ambiente acogedor y su impecable cuidado, donde cada habitación tiene su propio estilo. Además, está situado en pleno centro, a pocos metros de la estación central y de Gamla Stan.

Lo que realmente hace único al Freys es su personalidad. No es un hotel más,: aquí se respira un aire familiar y cálido, con detalles que marcan la diferencia, como su famoso desayuno casero y su servicio personalizado. Además, cuenta con sauna, spa, gimnasio y con el Belgobaren, un restaurante especializado en gastronomía belga.

Por cierto, no olvides aprovechar el bono que encontrarás en tu habitación para canjear en el restaurante y probar algunos de los chocolates con sal y frutos secos de la entrada…

Cómo llegar a Estocolmo

Hay varios aeropuertos, así que vigila bien dónde vuelas cuando en destino pones “Estocolmo”

La mejor opción es Arlanda, mucho más cerca que otros como Skavsta y encima con un tren que te lleva al centro en 18 minutos (los suecos son casi japoneses).

Hay dos opciones de tren y yo te voy a contar la mejor para ahorrarte tiempo:

Puedes comprar el billete y usarlo en los siguientes 90 días, vaya, billete abierto por si hay cambio de planes.

Los precios van desde 200SEK, pero tienen más descuentos que Carrefour…

los menores de 17, por ejemplo no pagan si van con un adulto con ticket.

Si vas en grupo, te hacen también descuento (hasta 120SEK te puede salir).

A veces hay descuento porque sí en los trenes de 1a clase

Y encima son verdes, muy verdes: 100% neutros en CO₂, funcionando exclusivamente con electricidad de fuentes renovables. 

Puedes pillarte los tickets https://www.arlandaexpress.com/ 

Qué comer en Estocolmo

Köttbullar (Albóndigas Suecas)
El plato más icónico de Suecia. Estas albóndigas jugosas vienen acompañadas de puré de patatas, salsa de arándanos rojos y una cremosa salsa gravy. Mi top 3 para comerlas es: el hotel Freys (si no te quedas a dormir y disfrutarlas en el desayuno, que sepas que tienen restaurante), el Nomad | Swedish Food & Bar yen tercer lugar en el Bistro Bestik (el puré era el mejor, pero no las albóndigas).

Smörgåsbord & Arenque en Escabeche (Sill)
El clásico buffet sueco, con arenques marinados en mostaza, ajo o eneldo, servidos con pan de centeno, patatas y queso. Un festín para los amantes del marisco. Para una experiencia auténtica, prúebalas en el hotel Freys, o en el Nomad | Swedish Food & Bar, así puedes comparar.

Salchichas
Un contundente sándwich abierto con gambas frescas, mayonesa, huevo, eneldo y limón sobre pan de centeno. Un imprescindible de las cafeterías suecas, en los 7 Eleven y en cualquier supermercado de barrio.

Kanelbulle (Bollo de Canela)
El rey del fika (la tradicional pausa para el café). Más especiados y menos dulces que los rollos de canela americanos, llevan un toque de cardamomo y azúcar perlado. Los vas a encontrar a cada metro, no te preocupes.

Gravlax (Salmón Marinado)
Salmón curado con eneldo, sal y azúcar, servido con pan crujiente y salsa de mostaza. Si quieres probarlo, yo lo hice en Bistro Bestik

Si tienes alguna duda o quieres que te personalice el viaje ¡contáctame para lo que necesites!

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