Zapas Viajeras

Zapas Viajeras viajes y escapadas pa que te copies

Qué ver en Okayama


Okayama no suele estar en los primeros puestos de Japón, pero, amiga, eso juega a tu favor. Aquí no hay hordas de turistas, pero sí castillos, jardines que parecen pinturas y un ambiente relajado que se agradece. Y lo mejor: es facilísimo de encajar en cualquier itinerario, porque está a medio camino entre Osaka e Hiroshima y te cubre el trayecto el JR Pass. De hecho, fue en mi cuarta vez en Japón cuando por fin me paré en Okayama y Kurashiki, y la verdad: ¡es otro rollo!

Si vas con tiempo justo, en medio día te da de sobra para lo que hay que ver en Okayama. Y si eres de las mías, de las que se paran a mirar cada esquina, cada cafetería y cada grulla de origami colgada, entonces día entero (y bien aprovechado). Además, organizándote bien, puedes combinarlo con Himeji, que está a menos de 40 minutos en tren desde Okayama. Así que no hay excusas: #hemosvenidoajugar y este par de joyitas merecen su hueco en tu viaje.

Menos turismo = más disfrute

Qué ver en Okayama

Aquí lo más famoso que ver en Okayama es el Castillo Negro y el jardín Korakuen, pero para mí Kurashiki es el planazo perfecto. Está a solo 15 minutos en tren y parece sacado de un dorama japonés: callejuelas con casas de época, canales con barquitas y faroles, tienditas que son un sueño y un ambientazo tranquilo que da gusto. Por cierto, Okayama tiene un rollo muy suyo con el cuento de Momotaro, el niño que nació de un melocotón y se volvió héroe. No te extrañe encontrarte con estatuas, mochilas escolares o hasta galletitas temáticas. Japón haciendo de las suyas, y nosotras encantadas.

Kurashiki

Kurashiki es para mí el impepinable que ver en okayama, uno de esos sitios que pillas por sorpresa y te roba una sonrisa. Aunque no suene tanto como otras ciudades, tiene un encanto brutal. Le llaman la “Venecia japonesa” (tranqui, en miniatura), porque su Bikan Historical Quarter está lleno de canales, barquitas, farolillos y casitas de época que te transportan a otro mundo. Lo mejor: la estación está a tiro de piedra del centro histórico, así que no hace falta ser ninja para moverse.

Aunque no es enorme, en un par de horitas puedes recorrer lo esencial del casco antiguo si vas con ritmo zapasviajeras activado. Eso sí, si te dejas llevar (y lo harás), te vas a parar en mil tienditas cuquis, cafés con vistas al canal o rincones tan bonitos que parecen inventados para Instagram. Lo mejor de todo es que es una postal muy distinta al Japón que uno imagina: sin neones, sin templos abarrotados y con un ambientillo pausado que te recarga las pilas. Una escapada diferente, fácil y que vale totalmente la pena.

Korakuen

Si te mola disfrutar de la historia y la calma de los jardines tradicionales japoneses, el jardín Korakuen es una parada obligatoria. Junto con los jardines Kenrokuen de Kanazawa y Kairakuen de Mito, forma parte de los Tres Grandes Jardines de Japón. El jardín fue diseñado en el siglo XVII por el señor feudal Ikeda Tsunamasa y, aunque sufrió bastante durante la Segunda Guerra Mundial, fue reconstruido a imagen de los antiguos jardines del periodo Edo. Es el lugar perfecto para desconectar, con zonas verdes, puentes, lagos y hasta una casita de té, todo dispuesto en perfecta armonía.


Castillo de Okayama

El Castillo es una de las mejores coas que ver en Okayama, conocido como el “Castillo del Cuervo” debido a su fachada negra, es una de esas joyas que siempre te sorprenden. Junto con el Castillo de Matsumoto en Nagano, es uno de los pocos castillos de Japón que presume de un exterior completamente negro. A pesar de ser una réplica construida en los años 60 después de que el original fuera destruido en los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, el castillo sigue manteniendo ese aire misterioso y majestuoso. Además, si te interesa la historia, dentro del castillo hay un pequeño museo con espadas, armaduras y modelos a escala que te ayudarán a imaginar cómo era en su apogeo.

Lo mejor, sin duda, es el mirador en la parte más alta, que ofrece una vista espectacular de la ciudad y los jardines Korakuen. Aunque, a medida que te acercas al castillo, la espectacularidad del edificio disminuye un poco, el panorama desde arriba compensa con creces. Y si tienes suerte, puedes disfrutar de una de esas vistas que te hacen soñar despierto. Es uno de esos castillos que, aunque no está en el radar de los más conocidos, siempre merece una visita. Así que ya sabes, ¡hazle una visita a tu amigo el cuervo la próxima vez que pases por Okayama!

Himeji

Pero en mi top de castillos que ver en Okayama, el de Himeji se lleva el oro. A solo 25-30 minutos en tren de Kurashiki, así que si estás por la zona, es súper fácil hacer una excursión para ver este impresionante castillo, considerado uno de los mejor conservados de Japón. Es una parada fácil y rápida si estás por la zona, y sin duda, merece la pena. En cuanto llegues a la estación de tren de Himeji, el castillo está justo al lado, ¡no tiene pérdida!

El Castillo de Himeji es uno de los castillos más impresionantes de Japón y ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Su aspecto blanco, que le da el apodo de Shirasagi-jo (castillo de plumaje blanco), es simplemente espectacular, y parece sacado de un cuento. Construido en el periodo Azuchi-Momoyama, con el aspecto original del periodo Edo, el castillo tiene más de 400 años de historia.

Los cerezos en flor en primavera son uno de los puntos más populares, pero el castillo, con su arquitectura impecable, te transporta al pasado solo con verlo. Mi recomendación es rodearlo a buen ritmo y disfrutar del parque que lo rodea, ¡en menos de una hora habrás disfrutado de todo lo esencial!

Si tienes alguna duda ¡contáctame para lo que necesites!

Sígueme en Instagram y Facebook para estar al día de todo 😉


Últimas entradas

Qué ver en Okayama
Scroll hacia arriba