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Qué ver en Hoi An


Hoi An no es sólo bonito, es un nivel superior, como una peli más de estudios Ghibli. Situada a orillas del río Thu Bon, esta ciudad vietnamita fue uno de los puertos comerciales más importantes del sudeste asiático hasta el s. XIX. Por aquí pasaron japoneses, chinos, holandeses, franceses… y todos dejaron algo. El resultado es un casco antiguo donde las casas de madera, los templos y los farolillos de colores conviven con una calma que parece fuera del tiempo. No es casualidad que sea Patrimonio de la Humanidad: caminar por Hoi An es un regalo histórico.

Y cuando crees que no puede ser más brutal, cae la noche, y las luces tenues y los farolillos encendidos convierten la ciudad en un decorado de película romántica, pero sin empalagar. Puedes cruzar un puente japonés del siglo XVI, entrar en una casa antigua donde todavía vive la misma familia desde hace generaciones, o aprender a hacer fideos cao lầu en un taller con vistas al río. Aquí el tiempo no se mide en horas, sino en paseos, bocados y fotos que parecen filtros de Instagram… pero sin filtro.

Regalo histórico

Qué ver en Hoi An

Pues más bien: ¿qué no ver? Porque todo el centro histórico es peatonal y está pensado para explorarlo a pie o en bici. Desde el emblemático Puente Cubierto Japonés hasta las casas comunitarias chinas, pasando por mercados de día con fruta y seda, y mercados nocturnos con comida callejera y faroles flotantes. Es el lugar donde cultura, belleza y ambiente se dan la mano… y tú solo tienes que dejarte llevar.

Hoi An Ancient Town: una ciudad detenida en el tiempo

Confirmado. Hoi An no se parece a ningún otro sitio de Vietnam. Su casco antiguo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es una cápsula del tiempo donde la arquitectura tradicional vietnamita se entrelaza con influencias chinas, japonesas y francesas. Las casas amarillas de madera, los templos antiguos y los farolillos de colores que cuelgan de cada esquina no están ahí solo para las fotos: forman parte de una ciudad que fue uno de los puertos comerciales más importantes del sudeste asiático.

Pasear por Hoi An es entrar en una maqueta viva: el Puente Japonés cubierto, la Casa Tan Ky, los mercados locales, las salas de reunión chinas… todo está perfectamente conservado y lleno de vida local. Además, el ambiente que se respira junto al río Thu Bon al atardecer, con los faroles encendidos y las barquitas deslizándose por el agua, es difícil de describir sin que se te escape un suspiro. No es solo bonita, es magnética.

Casa Tan Ky

La Casa Tan Ky es una cápsula del tiempo en mitad del casco antiguo de Hoi An. Construida hace más de 200 años por una familia de comerciantes vietnamitas, mezcla con elegancia influencias chinas, japonesas y francesas en una sola estructura de madera oscura, grabados detallados y columnas que han sobrevivido a siglos y tifones. Lo más llamativo —además del mobiliario original intacto— es la marca en la pared que señala hasta dónde llegó el agua durante las inundaciones, vellitos de punta.

Cantonese Assembly Hall

El Salón de Asambleas Quan Dong (Cantonese Assembly Hall) es uno de esos lugares que no sale en las guías y no termino de enterder por qué, me pareció jodidamente mágico. Aunque no es de los más grandes, tiene una de las arquitecturas más cuidadas de Hoi An: dragones de cerámica escalando tejados, puertas rojas imponentes y un patio central que parece suspendido en el tiempo. Fue construido por la comunidad cantonesa a finales del siglo XIX, y aún conserva esa mezcla de espiritualidad y reunión social que marcaba la vida de los comerciantes chinos en la ciudad. Dentro, estatuas de guerreros, altares dorados y el aroma a incienso te sumergen en otra época.

Ven temprano o al final del día si quieres evitar grupos, y fíjate en los detalles del techo o en los mosaicos que decoran el altar: son pequeñas obras de arte escondidas. El horario de visita (thời gian mở cửa tham quan) suele ir de 7:00 a 17:00, pero ya sabes… en Hoi An lo mejor es olvidarse del reloj.

Paseíto en sidecar

¿La mejor forma de explorar las cosas que ver en Hoi An? En sidecar, por supuesto.
Podrías recorrerla a pie, claro. Pero hacerlo en un sidecar clásico, con casco retro y gafas a lo espía de los 70, convierte el paseo en una experiencia de película. Además el tour empieza fuera de los circuitos turísticos, entre arrozales, caminos rurales y escenarios de postal con búfalos y campesinos que no han cambiado en décadas. Y poco a poco, te vas acercando al corazón de Hoi An con el viento en la cara y sin prisa.
Esta forma de explorar la ciudad antigua no solo es original, sino cómoda y totalmente inmersiva. Desde el asiento del sidecar, ves cómo la vida fluye sin necesidad de correr, ni empujar, ni esquivar grupos. Vas al ritmo de Hoi An. Y eso, en un destino tan visual e icónico, es el verdadero lujo.

Tra Que

¿Qué es un día como granjero en Tra Que?: barro, bici, búfalos y mucho verde.
A solo 3 km del centro de Hoi An, el pequeño pueblo de Tra Que parece sacado de otro Vietnam: más rural, más verde, más lento. Aquí todo huele a albahaca, cebollino y tierra mojada, porque su famoso huerto orgánico lleva siglos cultivado a mano, sin máquinas, solo con esfuerzo y técnicas tradicionales. La experiencia “A day as a Tra Que farmer” te propone eso: dejar el móvil en modo avión y ponerte el gorro de paja para vivir unas horas como un agricultor local.

El Sidecar te lleva desde la ciudad hasta el campo, cruzando caminos rodeados de arrozales y saludando a gente que sí se alegra de verte. Al llegar, te arremangas y toca trabajar: regar a la antigua usanza, con dos cubos a cada lado, recoger verduras, remover la tierra, escuchar cómo te explican el proceso mientras las manos hacen memoria de siglos. No es postureo rural: es conexión real. Y cuando terminas, con el sudor justo y una sonrisa honesta, entiendes que este curro, aunque duro, tiene algo de ritual, de cariño sembrado cada día. Un plan distinto, muy local y 100% zapas.

Cocina con raíces

Clase de cocina en Tra Que con sabor a Quang Nam

Después de ensuciarte las manos en el huerto, llega el premio: meterte en la cocina y aprender a preparar platos vietnamitas de verdad, con ingredientes recién salidos de la tierra que acabas de regar. La cooking class en Tra Que es una de esas experiencias que no solo llenan el estómago, sino también la mochila de anécdotas. Aquí no hay chef con gorro alto ni cocina de acero inoxidable. Hay mesas de madera, fogones sencillos y un señor que cocina mejor que cualquier Estrella Michelin.

Aprendes a hacer platos típicos de la región de Quang Nam, como los banh xeo (crepes de arroz crujientes con brotes, camarones y carne) o las spring rolls frescas, con un sabor que en ningún restaurante te van a replicar igual. Mientras picas, mezclas y enrollas, te cuentan historias de las recetas, de cómo cada ingrediente tiene su razón de ser y su momento justo. Al final, te sientas a comer lo que has cocinado, rodeado de verde, en una mesa compartida y con una cerveza fría en la mano. Pura felicidad comestible.

Hoi An Memories

Y aquí, Maris, me pongo seria, porque Hoi An Memories Show no es solo un espectáculo: es una de esas experiencias que te dejan en silencio, con los ojos abiertos y la piel erizada. Se celebra al aire libre, sobre un escenario del tamaño de una pequeña aldea, con el río como telón de fondo y más de 500 actores desfilando, danzando y navegando como si la historia entera de Vietnam cobrara vida en una coreografía perfecta. No hay diálogo, pero no hace falta: la música, el vestuario, las luces y el movimiento lo dicen todo. Desde los primeros minutos sabes que estás viendo algo extraordinario.

La narrativa recorre los 400 años de historia de Hoi An: sus comerciantes, sus bodas ancestrales, su dolor y su belleza. Y aunque todo es grandioso y perfectamente ejecutado, hay momentos tan íntimos y poéticos que cuesta no emocionarse. Yo, que pensaba que iba a ver un show bonito sin más, acabé con un nudo en la garganta y la sensación de haber vivido una pintura en movimiento. Si estás en Hoi An, hazte un favor y consíguete una entrada. De verdad: es de esas cosas que no se te olvidan.

Paseo en barca por el río Thu Bon

Es la joya de la corona y algo que tienes que ver en Hoi An, de día y de noche. El río que lo atraviesa es pura poesía al caer la tarde. Puedes subirte a una pequeña barca de madera decorada con farolillos y dejarte llevar por la corriente mientras el sol tiñe el cielo de tonos anaranjados. Algunos locales te ofrecen lanzar tu propio farol flotante al agua, con un deseo incluido. Aunque algo turístico, la escena es tan mágica que cuesta resistirse. Cámara en mano y alma tranquila.

Zapatips

📍 Cómo moverse:

Hoi An es casi peatonal. Para moverte al resort o a la playa, bici o Grab. Muchos hoteles prestan bicicletas gratis, y pedalear por los arrozales es un planazo.

💡 Mejor momento para visitarla:

El centro es especialmente mágico al atardecer, cuando se encienden los farolillos. Evita las horas más calurosas del día para callejear, y guarda una noche para flotar en barca por el río.

🛍 Qué comprar:

Hoi An es famosa por su ropa a medida. En menos de 24 horas puedes tener un vestido, una camisa o un traje diseñado para ti. También hay farolillos de seda y cerámica pintada a mano.

Dónde dormir en Hoi An

Incluso aunque estés pateando Da Nang, alojarte en Hoi An en un sitio como el Victoria Hội An Beach Resort & Spa es una jugada maestra. Está justo en Cua Dai Beach —a solo 5 km del casco antiguo de Hoi An y a unos 30 min en coche del aeropuerto de Da Nang—, así que tienes lo mejor de la playa y el turismo cultural a mano.

Dentro cumple como hotel 4★ con nota alta. Tiene piscina infinita con vistas, un skybar en lo alto para ver la ciudad desde otro prisma, un spa moderno y gimnasio completísimo, y restaurantes como The Square (buffet temático) o el Gourmet Bar para cenas relajadas. La conexión Wi‑Fi es buena, el check‑in/out express funciona de maravilla y hasta te ofrecen wow pass para acceso prioritario a Ba Na Hills si reservas ahí mismo. Necesito base cómoda, bien situada y con planazos que no dependan solo del casco de Hoi An ni de la playa… pues esto es.

Te dejo enlace aquí Victoria Hoi An

Dónde comer

Hoi An Memories

En el Memories of Hoi An tienen su propio restaurante, tu salvación gastronómica sin necesidad de salir del show. Está frente a la piscina y rodeado de jardines, creando un ambiente fresco, relajado y con vistas. Sirven platos vietnamitas (bánh xèo, cao lầu, pho de marisco) y algunos internacionales, todos bien hechos, bien presentados y con ese punto limpio que se agradece después de días de street‑food. El precio está por encima del mercado callejero, pero sigue siendo razonable para la calidad del sitio.


Puedes estar dándole vueltas a si salir a cenar al casco antiguo o quedarte ahí, con la piel aún de gallina del show. Y eso también es planazo.

Victoria Hội An Beach Resort & Spa

Si te alojas en el Victoria Hội An Beach Resort & Spa y te da pereza moverte (que te entiendo), el restaurante del hotel es una opción más que decente. Tiene vistas directas al mar, mesas con farolillos y ese aire de lujo relajado que te invita a estirar la sobremesa. Sirven tanto platos vietnamitas como cocina internacional, pero si te lanzas a lo local, te recomiendo el cá kho tộ (pescado caramelizado en olla de barro) o el pho de marisco: sabores bien balanceados, sin ser extremos, perfectos para quienes quieren explorar sin riesgos. Además, el servicio aquí sí que se nota más cuidado, y poder cenar escuchando las olas mientras se encienden las luces del jardín… es plan.

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