Qué ver en Bergamo
Bérgamo es de esas ciudades italianas infravaloradas, no tiene la fama de Roma, Venecia o Florencia, y, lo peor, se usa en muchas ocasiones solo como escala.
Sí, hablo en primera persona. Pero por fin me decidí a darle una oportunidad y la lista de joyas que ver en Bergamo, no te va a decepcionar… palabrita.
La ciudad de Bergamo se divide en dos: la Città Alta, medieval y amurallada, que parece detenida en el tiempo, y la Città Bassa, más moderna, con su vida local, tiendas y restaurantes. Lo bonito es que puedes pasar de un ambiente al otro en pocos minutos, ya sea a pie o con su funicular, que de por sí ya es un planazo. Ah, y disfrutar de la elegancia de los italianos, no he visto más italiano guapo y elegante en Italia por metro cuadrado…
Belleza máxima a metros del aeropuerto
Pues mucho más de lo que parece a primera vista: la Piazza Vecchia con su aire renacentista, la Basílica de Santa Maria Maggiore con un interior que deja sin palabras, el Duomo y la Capilla Colleoni (obra maestra del Renacimiento lombardo). Súmale las murallas venecianas Patrimonio de la UNESCO, un paseo tranquilo por las calles empedradas y la posibilidad de combinarlo con escapadas cercanas al Lago di Como, al Lago d’Iseo o incluso a Milán. En resumen: un destino que nunca falla, y al que siempre es fácil volver (sobre todo por los precios).
De todas las joyas de la Città Alta que ver en Bergamo, la Basílica de Santa Maria Maggiore es la que más sorprende. Desde fuera parece sobria, incluso discreta, porque su fachada principal quedó literalmente tapada por otros edificios (como la de Praga). Pero en cuanto cruzas la puerta… zasca. Frescos, tapices, estucos dorados y esculturas se combinan en un interior barroco que lo llena todo: es de esos templos en los que no sabes dónde mirar primero.
Se empezó a construir en el siglo XII como voto de la ciudad para agradecer la protección de la Virgen frente a una terrible peste, y fue creciendo con los siglos hasta convertirse en el espectáculo que vemos hoy.
Entre las curiosidades está la tumba del compositor Gaetano Donizetti, hijo predilecto de Bérgamo, que reposa aquí con todos los honores. También llaman la atención sus coros de madera tallada, considerados de los más finos de Italia, y los tapices flamencos que cubren los muros.
Maris mías, la Capilla Colleoni es un impepinable que ver en Bergamo y el vecino presumido de Santa Maria Maggiore. Mientras la basílica parece esconderse tras sus muros, la capilla es todo lo contrario: un derroche de mármol policromado en blanco, rojo y negro que brilla en plena Piazza Duomo.
Fue mandada construir en el siglo XV por Bartolomeo Colleoni, uno de los grandes capitanes de la república de Venecia, que eligió Bérgamo como lugar para dejar su legado y su tumba. El resultado es una auténtica joya del Renacimiento lombardo que parece un cofre de mármol tallado.
Dentro encontrarás la tumba monumental de Colleoni y la de su hija Medea, así como frescos atribuidos a Tiepolo y una decoración que no escatima en detalles. Pero ojo, que aquí viene el salseo: en la parte exterior hay un escudo con el blasón de los Colleoni, que muestra nada menos que tres testículos 😅. Sí, su apellido deriva de “coglioni”, y él lo convirtió en símbolo de fuerza y virilidad. Hoy en día, la tradición dice que tocar el relieve de los testículos trae buena suerte, así que ya sabes: si ves a turistas frotando la fachada, no es porque estén locos. Les están tocando los huevos literalmente.
Lo sé, el Duomo de Bérgamo, dedicado a San Alejandro (patrón de la ciudad), queda un poco eclipsado entre tanta monumentalidad que ver en Bergamo. Pero precisamente ahí está su encanto: es más sobrio, más equilibrado y con un ambiente recogido que invita a la calma. La catedral actual se levantó entre los siglos XV y XIX, y mezcla estilos: base renacentista, añadidos barrocos y un aire neoclásico en la fachada.
Entre sus tesoros destacan las reliquias de San Alejandro, un precioso altar mayor y varias obras de artistas lombardos. Aunque no tenga la exuberancia de sus vecinas, el Duomo cumple un papel fundamental en la identidad de la ciudad: es el corazón religioso de Bérgamo y un buen contrapunto para no salir saturado de tanta ornamentación.
Por cierto, durante las excavaciones en su interior se encontraron restos de una basílica paleocristiana anterior, lo que demuestra que este lugar ya era sagrado desde hace más de mil quinientos años. Casi ná…
La Piazza Vecchia es el auténtico salón de la Città Alta y un impepinable que ver en Bergamo. Rodeada de palacios renacentistas y con la fuente Contarini en el centro, tiene ese equilibrio perfecto entre monumentalidad y vida cotidiana que la hace tan especial.
Históricamente fue el corazón político de Bérgamo durante siglos. Aquí está el Palazzo della Ragione, uno de los edificios comunales más antiguos de Italia, y la Torre Civica (Campanone), que aún hoy sigue tocando 100 campanadas cada noche a las 22:00, recordando la hora a la que se cerraban las puertas de la ciudad en época veneciana. Otro imprescindible es la Biblioteca Angelo Mai, que guarda auténticas joyas literarias y manuscritos. Por cierto, Le Corbusier, el famoso arquitecto, dijo que esta plaza era “la plaza más bella de Europa”. Puede que se pasara un poco de entusiasta… pero cuando te sientas en medio, con un spritz en la mano y vistas de todos esos siglos de historia, entiendes al pobre hombre….
El Antico Lavatoio es algo digno que ver en Bergamo, uno de esos rincones en la Città Alta que parece congelado en el tiempo. Se construyó en 1881 y servía como lavadero público, donde las mujeres de Bérgamo acudían a lavar ropa. Y, de paso, ponerse al día de las noticias del barrio (vamos, el radiopatio de la época).
El lavadero está cubierto por un elegante tejado de hierro forjado y cristal (muy del estilo industrial del siglo XIX) y cuenta con varias pilas de piedra alimentadas por agua corriente, algo que en su momento era casi un lujo. Hoy ya no se usa, claro, pero se ha conservado como espacio histórico y se ha convertido en una pequeña atracción para los visitantes..
Lo chulo del sitio es que te permite imaginar cómo era la vida cotidiana en la Bérgamo de hace un siglo, mucho más humilde que los palacios y murallas que dominan la ciudad. Y si eres de los que buscan fotos curiosas, el contraste del hierro con la piedra medieval de la Città Alta queda brutal.
La Meridiana del Sole es otro de esos pequeños tesoros “escondidos, pero no” en la Piazza Vecchia que ver en Bérgamo. Se trata de una línea meridiana solar trazada en el suelo frente a la Biblioteca Angelo Mai, instalada en el siglo XVIII. Funciona con un sistema muy sencillo y fascinante: un rayo de sol, que entra a través de un pequeño orificio en la fachada, proyecta un punto de luz sobre la línea marcada en el pavimento. Ese punto de luz se desplaza a lo largo del día indicando la hora solar verdadera, pero también el paso de las estaciones, ya que la posición del rayo varía según el momento del año. Es decir, además de reloj, era un calendario solar.
Y aunque estemos lejos de Venecia, las Murallas venecianas están en Bérgamo, son el paseo estrella de la ciudad y patrimonio de la UNESCO. Construidas en el siglo XVI por la República de Venecia para defender su joya lombarda, hoy en día no tienen nada de militar y todo de mirador panorámico. Son casi 6 kilómetros de muralla perfectamente conservada, que rodean toda la Città Alta y te regalan vistas brutales: por un lado, los tejados medievales y las torres; por el otro, la Città Bassa, los valles y, si el día está despejado, hasta los Alpes.
Lo curioso es que, pese a que fueron concebidas como fortificación, nunca llegaron a ser usadas en una batalla real. Así que, más que muros de guerra, han acabado siendo el “paseo de domingo” perfecto para locales y viajeros. Cuatro grandes puertas monumentales –Porta San Giacomo, Porta Sant’Agostino, Porta San Lorenzo y Porta Sant’Alessandro– daban acceso a la ciudad, y hoy son algunos de los puntos más fotogénicos.
La Porta San Giacomo es probablemente la más fotogénica de las cuatro puertas monumentales que ver en Bérgamo. Construida en el siglo XVI en un impecable mármol blanco rosado, era la entrada “de gala” a la Città Alta desde la dirección de Milán. Hoy en día, más que puerta defensiva, parece un arco triunfal que enmarca unas vistas espectaculares: desde aquí ves la Città Bassa extendiéndose hasta los valles, y si el día acompaña, incluso los perfiles de los Alpes.
Lo curioso es que nunca cumplió su función bélica. Como el resto de las murallas, Porta San Giacomo jamás vio una batalla real; su papel acabó siendo más simbólico que defensivo, marcando la diferencia entre la ciudad medieval y la parte baja moderna. Ahora es uno de los accesos más transitados a pie, sobre todo por quienes prefieren bajar andando en lugar de tomar el funicular. Si tienes que elegir un punto para ver el atardecer en Bérgamo, este es el sitio: la luz dorada bañando las murallas y el mármol de la puerta es simplemente brutal..
El invento nació en 1961 en La Marianna, una heladería histórica situada en Colle Aperto, justo en la entrada de la Città Alta. Su creador fue Enrico Panattoni, que se inspiró en una sopa romana del mismo nombre (stracciatella alla romana), en la que los huevos batidos se vierten en caldo caliente creando esos hilos irregulares que parecen “desgarrados”. Quiso replicar ese efecto en versión dulce: así que vertió chocolate caliente fundido sobre la base helada de nata. El resultado fue que el chocolate se solidificaba al instante en finas láminas que se rompían al remover… ¡y nació la stracciatella!
Lo que hoy nos parece un sabor clásico, en aquel momento fue una pequeña revolución: un helado sencillo, elegante y con textura única, que se convirtió en emblema de Bérgamo. Tanto, que muchos locales siguen diciendo con orgullo que probar la stracciatella “donde se inventó” es un ritual obligatorio para cualquier viajero.
En pleno centro de Bérgamo (via Gerolamo Tiraboschi 73) te topas con Caffè Tiraboschi: un café con rollo tranquilo, precios que no te dan taquicardia y algo que todo viajero aprecia… puedes dejar la maleta sin líos mientras te tomas un espresso o te zampas un bocata. Ideal para hacer check-in temprano, dejar mochila y salir media hora o una mañana entera a patearte la ciudad sin carga.
Su ambiente mezcla lo local y lo auténtico: mesas de barrio, buen café y una ubicación estratégica para arrancar o cerrar tu visita por Bérgamo. ¿Tienes que esperar al alojamiento? ¿Te apetece un desayuno tardío antes de subir a la ciudad alta? Pues aquí estás, sin complicaciones, sin prisas, con barritas + wifi + tus cosas bajo control.
En pleno centro de Bérgamo, la Trattoria Da Adriano es ese “sitio de batalla” con buena comida, precios amigos (entre ~€10-20 por plato) y un ambiente auténtico. Vas por una pizza enorme o un plato de pasta generoso, acompañas con un vino de la casa y no se te revienta el presupuesto. Eso sí: los camareros tienen ese aire “sí, estamos trabajando” que puede parecer un poco serio —pero en teoría vas a comer, no a hacer amigos. En resumen: comida bastante decente, buen precio, y sin postureo.
Subir a la Città Alta de Bérgamo en su funicular es casi un ritual. En apenas un minuto y medio y poco más de 3€, este vagón centenario te lleva desde la ciudad baja hasta las murallas venecianas, mientras ves cómo los tejados van quedando bajo tus pies y el paisaje se abre en capas. Es rápido, pintoresco y cuesta poco más que un café. Pero si prefieres hacerlo “a la vieja usanza”, puedes subir por las escaleras que serpentean entre casas y jardines: 300 peldaños que te regalan otra versión del ascenso —más sudor, sí, pero también más silencio y vistas secretas entre piedra y buganvillas. Funicular o escaleras, llegar arriba siempre tiene premio.
Si estás buscando un alojamiento cómodo, moderno y bien ubicado en Bérgamo antes o después de tu escapada al lago, el B&B HOTEL Bergamo City es una excelente opción. A tan solo 9 minutos en coche del aeropuerto de Orio al Serio y a menos de 1 km de la estación, este hotel 3 ★ ofrece habitaciones con baño privado, WiFi gratis de alta velocidad (hasta 300 Mb/s), desayuno buffet completo, bicicletas de cortesía y hasta el acceso a la funicular de Bérgamo Alta en solo 10 minutos. hotel-bb.com Además, su ubicación permite explorar el centro histórico de la ciudad y luego moverse al lago con facilidad: perfecto para una parada inteligente en tu ruta por la Lombardía.
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