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Qué ver en El Cairo


El Cairo juega en otra liga. Aquí no hay silencio ni aguas turquesas: hay bocinas y polvo “dorado”. Un tráfico imposible que casi se mezcla con templos milenarios. Es el tipo de ciudad que te sobrepasa mucho o te enamora (puede que ambas a la vez). El Cairo es un caos, pero si aterrizas sabiéndolo y eres capaz de aceptarlo, podrás realmente disfrutarlo. Y, créeme, merece la pena el esfuerzo.

La lista de qué hacer en El Cairo nunca será suficiente. Es una megalópolis caótica, llena de contrastes y donde la riqueza y la pobreza casi se pisan en cada zona. Hay “turistadas”, sí, pero también autenticidad pura si sabes mirar más allá.

Un gran Zapatip: aquí la sonrisa y la paciencia son tus mejores armas (lo tengo comprobadísimo). Si vas tensa, te devuelven presión; si vas pasando, te devuelven humanidad. Como en muchos otros destinos, eres un dólar con patas (y si eres mujer, el reto es aún mayor). Pero recuerda que eres también una invitada curiosa en una cultura que, cuando la tratas con respeto y sobre todo contundencia, cambia la historia.

Aún hay un Cairo sin codazos

Qué ver en El Cairo: guía completa e itinerarios

Si a pesar de todo lo de arriba estás planeando tu visita a El Cairo, no te vas a rrepentir. Es más, cuando consigas sobrevivir a base de encanto y sentido del humor vas a querer más. Por eso te dejo aquí itinerarios realistas de 1, 2 y 3 días, según el tiempo (y la paciencia) que tengas, con la tarde libre para reponerte o disfrutar de la piscina y de las vistas del hotel.

Un dato importante, Egipto tiene el doble de extensión que España, y más de 100 millones de habitantes. Lo mejor (o peor) es que el 80% vive en solo el 2% del territorio, principalmente en El Cairo y Alejandría. El resultado: todo lo que ya te he contado antes.

Así que en esta guía encontrarás recorridos realistas pensados para aprovechar al máximo cada jornada, combinando historia faraónica, vida local y alguna que otra pausa con té a la menta para recuperar energía.

Propuestas

  • El Cairo en 1 día: las Pirámides de Giza, la Esfinge, el Museo Egipcio y un paseo por el Nilo al atardecer.
  • El Cairo en 2 días: añade el Cairo Islámico, la Ciudadela de Saladino y el Bazar Khan el-Khalili, con parada obligatoria para café y regateo.
  • El Cairo en 3 días: tiempo para perderte por el Barrio Copto, visitar la Necrópolis de Saqqara y ver la ciudad desde lo alto de la Torre de El Cairo.

Ahora te cuento la guía completa, pero antes déjame recomendarte fuertemente El Cairo en 3 días, que es lo que yo hice y gocé a lo grande, con mis consejos personales (porque El Cairo se disfruta más cuando alguien te avisa de lo que viene 😉).

Barrio Copto

El Barrio Copto es ese remanso de calma inesperado en medio del caos de El Cairo. Entre murallas de piedra y callejones silenciosos, se esconde uno de los lugares más antiguos del cristianismo en Egipto. Aquí el ritmo cambia por completo: las bocinas quedan atrás y el aire parece más limpio, casi espiritual. Su joya más famosa es la Iglesia Colgante, literalmente suspendida sobre una antigua puerta romana, donde la madera tallada, los iconos y la luz tamizada crean una atmósfera mágica incluso para los no creyentes.

Muy cerca, la Iglesia de San Sergio y San Bacola recuerda la leyenda de la Sagrada Familia refugiada en una cueva bajo su altar. Dicen que en esta cueva la Virgen María junto al niño Jesús se escondieron durante años huyendo de sus perseguidores. Pasear por el Barrio Copto es un viaje a siglos de convivencia entre cristianos, musulmanes y judíos, una mezcla que resume la esencia diversa —y fascinante— de Egipto.

Pirámides de Giza & Esfinge

Las Pirámides de Giza son ese lugar que, por mucho que hayas visto en fotos o documentales, te deja sin aliento. PUNTO. Frente a ti se alzan Keops, Kefrén y Micerinos, alineadas con una precisión astronómica que aún hoy desconcierta a los expertos (y lo que me gusta a mí un expediente X). Levantadas hace más de 4.500 años, sin tecnología moderna ni maquinaria, son un testimonio del ingenio y la determinación humana.

La Gran Pirámide de Keops, con sus 146 metros de altura, fue durante casi 4.000 años la estructura más alta del mundo, y entrar en su interior es una experiencia sobrecogedora y todo un reto físico. Pasillos estrechos, cuestas inhumanas y, a su vez, una sensación de estar dentro de algo que trasciende el tiempo.

Más allá del asombro, Giza también tiene su cara terrenal: el bullicio, los vendedores incansables y los camellos que completan la escena. Forma parte del encanto (y del caos) que hace único este lugar. La entrada general cuesta alrededor de 700 EGP, con ticket adicional si quieres acceder al interior de la Gran Pirámide. Abre de 8:00 a 16:00 (hasta las 17:00 en temporada alta).

Zapatip esencial: madruga, lleva agua y negocia siempre con una sonrisa antes de aceptar cualquier oferta. Y, sobre todo, déjate guiar por una agencia que te explique cada detalle y salseo milenario. Sí, los de Travel Joy Egypt.

Tour al amanecer

Si quieres vivir un momento realmente mágico en Giza, haz el tour al amanecer a caballo por el desierto frente a las pirámides. No es dentro del recinto, sino justo fuera, desde donde se obtienen las mejores vistas panorámicas sin multitudes ni ruido.

Imagina esto: el sol empezando a teñir de dorado la arena, las tres pirámides recortándose contra el cielo y solo tú, tu guía y el sonido del caballo sobre la arena. No exagero si digo que fue uno de los amaneceres más increíbles de mi vida. Hora y media de pu(t)ra calma, de esas experiencias que te reconcilian con el viaje y con el mundo. Es el tipo de recuerdo que no se compra con dinero —y que jamás se olvida. A quien madruga, el universo le regala estas cosas.

Ciudadela de Saladino

La Ciudadela de Saladino (o Salah al-Din al-Ayubbi) impone desde lejos. Construida en el siglo XII sobre la colina de Mokattam por el legendario sultán Saladino, nació como una fortaleza defensiva contra los Cruzados. Hoy forma parte del Cairo Histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad, y en su interior brilla la Mezquita de Mehmet Alí. Este complejo es una joya otomana de cúpulas plateadas y minaretes afilados que se inspiran en la arquitectura de Estambul. Por dentro, la luz tenue, las lámparas colgantes y la serenidad del espacio crean un ambiente casi hipnótico.

Mezquita de Ibn Tulun

Entre las mejores cosas que hacer en El Cairo (y menos turísticas) está visitar la mezquita más antigua que se conserva intacta de la ciudad (siglo IX). La Mezquita de Ibn Tulun es un espectáculo de sencillez y simetría: arcos infinitos, patios que respiran silencio y un minarete en espiral que recuerda a los de Samarra (Irak), desde donde se inspiró su diseño. Además es una de las más grandes de todo Egipto. 

Lo mejor de Ibn Tulun es que, a diferencia de otras mezquitas más turísticas, aquí puedes pasear casi a solas. Cero turismo. Solo el eco de tus pasos entre las columnas y la luz colándose entre los arcos. Sube al minarete si puedes: las vistas del laberinto cairota y de la Ciudadela al fondo merecen cada escalón. Es uno de esos lugares que te hacen viajar en el tiempo. Y ojo, que además es escenario de pelis como El espía que me amó de James Bond. Si algo tiene Ibn Tulun, además de alma, es fotogenia a raudales.

Barrio de los basureros y Monte Mokattam

El Barrio de los Basureros, conocido localmente como Manshiyat Naser, es uno de esos lugares que te dejan sin palabras por el contraste brutal entre lo que esperas y lo que encuentras. A primera vista, parece un caos de edificios grises y montañas de basura, pero está más organizado que tu despensa. Aquí vive la comunidad de los zabbaleen, los recolectores y recicladores de El Cairo, pero detrás del polvo y el ruido hay una historia impresionante de resiliencia. Son ellos quienes gestionan gran parte del reciclaje de toda la ciudad, separando a mano toneladas de residuos cada día, y lo hacen con una eficacia que sorprende hasta a los expertos en sostenibilidad.

Y justo al final de este laberinto de calles polvorientas, escondido en la ladera del Monte Mokattam, te espera una de las joyas más inesperadas de Egipto: el Monasterio de San Simón el Curtidor. Tallado directamente en la roca, este complejo cristiano copto es el templo más grande de Oriente Medio, con capacidad para más de 20.000 personas. Las paredes están cubiertas de relieves bíblicos tallados en piedra y el silencio del interior contrasta con el bullicio del barrio. Subir hasta aquí no es solo una visita, es casi una experiencia espiritual: el trayecto te recuerda la dureza de la vida en El Cairo, pero también la belleza que puede surgir incluso en los lugares más improbables.

La Plaza Tahrir o Plaza de la Liberación

La Plaza Tahrir, o Plaza de la Liberación, es mucho más que un punto céntrico: es el corazón simbólico y político de El Cairo. Aquí se escribieron capítulos clave de la historia moderna de Egipto, como las revueltas de 2011, y aún hoy sigue siendo un lugar donde late la vida cotidiana de miles de cairotas. Reformada y presidida por un obelisco de Ramsés II, no destaca por su belleza, sino por su enorme carga histórica. Pasear por ella, junto al Museo Egipcio, es casi una lección de historia viva antes de seguir rumbo al Nilo o perderse por las avenidas llenas de ese caos vibrante tan característico de El Cairo.

Necrópolis de Saqqara

Puede que Saqqara no suene tanto como Giza, pero debería estar en lo más alto de tu lista de cosas que ver en El Cairo. Esta necrópolis inmensa fue el origen de todo: aquí nació la idea de las pirámides. La protagonista absoluta es la Pirámide Escalonada de Zoser, levantada hace más de 4.600 años por el arquitecto Imhotep (sí, el de La Momia). Fue la primera construcción monumental en piedra del mundo y el modelo que inspiró a todas las que vinieron después, convirtiendo a Saqqara en el punto de partida de la arquitectura faraónica.

Pero este lugar es mucho más que una pirámide. Entre la arena del desierto se esconde un entramado de templos, galerías subterráneas y mastabas con relieves tan vivos que parece imposible que tengan milenios. En las tumbas de nobles como Ti o Mereruka todavía se ven escenas cotidianas (desde ofrendas a danzas o cerdos tallados en piedra) que acercan la vida (y la muerte) del Antiguo Egipto como pocos lugares. Consejo práctico: madruga, lleva agua y, siempre, ve con guía, porque detrás de cada muro hay una historia fascinante esperando a ser contada.

Museo Egipcio del centro

Lo sé, el museo tradicional del centro está siendo poco a poco reemplazado por el nuevo Gran Museo Egipcio (GEM), junto a las Pirámides de Giza. Es más, el GEM justo se ha abierto 5 días después de irme de El Cairo, y mira que la inauguración se ha ido retrasando más que las obras de la Sagrada Familia.

En El museo del centro pude disfrutar de la súper mega famosa máscara de Tutankamon, de hora y pico de ruta de la mano de Travel Joy Tours (en español) y de la única figura que se conserva de Keops. Que aunque sea la pirámide más grande de las 3, su única figura hasta la fecha, es más pequeña que un móvil.

Museo GEM

El GEM ha sido sin duda la gran revolución: más de 100.000 piezas perfectamente restauradas, tecnología interactiva, una museografía moderna y la sensación de recorrer la historia de Egipto con todos los sentidos. Allí se exhibe la colección completa de Tutankamón (por primera vez reunida al completo), junto con las colosales estatuas de Ramsés II y otros tesoros que llevan años esperando su momento de gloria. Así que, si puedes, planea visitar ambos: el clásico del centro para empaparte del alma de Egipto antiguo, y el nuevo GEM para asomarte al futuro de cómo Egipto quiere contar su historia al mundo.

Torre de El Cairo (Burj Al-Qāāhira)

Aunque no sea un imprescindibe que ver en El Cairo, seguro que te lo cruzas en algún momento. El Burj Al-Qāhira, o Torre de El Cairo, es literalmente el faro moderno de la ciudad. Con sus 187 metros de altura, se alza sobre la isla de Gezira, en pleno corazón del Nilo, y regala una de las vistas más impresionantes de Egipto.

Paseo por el Nilo al atardecer

Rematar tu viaje con un paseo en faluca al atardecer por el Nilo es simplemente obligatorio. Es barato, relajante y una de esas experiencias que te hacen entender por qué este río fue el alma de Egipto. Mientras el sol cae y tiñe el agua de dorado, las orillas se llenan de vida: niños jugando, pescadores, barcas que van y vienen, y ese caos suave que solo El Cairo puede tener. No necesitas gran cosa (una hora, una brisa agradable y ganas de desconectar) para sentir que estás viviendo uno de los momentos más mágicos del viaje. Es el broche perfecto: tú, los tuyos, el Nilo y un atardecer de película.

¿El Cairo por libre?

Viajar por libre en Egipto suena tentador (y lo es, si te gusta improvisar como a mí) pero la realidad del terreno puede ponerte a prueba. Entre el tráfico caótico, los horarios que se interpretan “a la egipcia” y la falta de transporte público eficiente, moverse por tu cuenta a veces significa perder más tiempo del que disfrutas. Por eso, aunque me encanta organizar mis viajes, reconozco que en Egipto un buen transporte y guía local ha marcado la diferencia. No solo por la comodidad, sino porque entiendes lo que estás viendo: las historias, los símbolos, los pequeños detalles que por tu cuenta se te escaparían.

En mi caso, los vuelos y los hoteles los reservé por mi cuenta, pero todos los traslados dentro del país (excepto los trayectos en avión) me los facilitó Travel Joy Egypt. Con ellos hice rutas como Hurghada–Luxor y varias excursiones en El Cairo y Luxor, y sinceramente, fue una tranquilidad. Tienen guías en español (algo que escasea), se adaptan a tu ritmo y necesidades, y además son súper puntuales (un milagro en Egipto). No es publi, es experiencia propia: después de que me salvaran un viaje a contrarreloj, se han convertido en mi referencia en el país y en mi próximo viaje de Maris nos acompañarán.

Dónde dormir en El Cairo

A ver cómo te explico esto… La variedad de alojamientos en El Cairo es, como poco, excesiva. El problema viene cuando te toca elegir y confías en un 8,5 sobre 10 que, al llegar, resulta no merecer ni un 4. Junto con Filipinas y Tanzania, creo que Egipto es uno de los países donde menos fiables son las puntuaciones que dan los “supuestos huéspedes”.

En El Cairo dormí en dos sitios muy distintos: el primero bastante decente para costar unos 45 € la noche con desayuno, el segundo directamente lo tuve que denunciar a la plataforma porque el edificio era inhumano. Lo retiraron al poco tiempo, pero el susto (y el trauma) no me lo quitó nadie.

Así que, una vez más, solo puedo recomendarte basándome en mi experiencia real. Además, cuando viajo y encuentro algo decente, no me paso horas comparando: prefiero disfrutar del destino (lo normal, vaya).

En este caso te recomiendo el Pyramids Yard Hotel por varias razones: vistas brutales a las pirámides, piscina con panorámica, un restaurante rico y con buenos precios (¡sirven alcohol!) y habitaciones limpias y cómodas. Ideal para descansar después de un día de polvo, historia y pirámides.

Zapatip: si puedes, reserva habitación con vistas —ver el atardecer sobre las Pirámides desde la piscina o la terraza del hotel es uno de esos momentos que valen más que cualquier puntuación online.

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