Zapas Viajeras

Zapas Viajeras viajes y escapadas pa que te copies

El París que se come

¿Dónde comer en París? Sí, hay boulangeries en cada esquina, mercados con queso que huele a gloria y bistrot encantadores que parecen sacados de Amélie… pero también hay muchas trampas para turistas con menús congelados a precio de oro. Por eso, si vas a comer en París, mejor ir con mapa (gastronómico) en mano. Aquí te cuento dónde se come bien, bonito y con ese toque francés que esperás.

La comida típica va mucho más allá del croissant y el escargot: en París puedes desayunar una galette bretona, almorzar un croque monsieur y cenar ostras con sidra como si estuvieras frente al mar. Cada barrio tiene su rollo: en Le Marais triunfan las terrazas modernas con esencia, en Saint-Germain los cafés con historia, cerca del Louvre los bistrós clásicos, y por Montmartre te esperan rincones con sabor bohemio. Te dejo mis favoritos de la ciudad, para que elijas según el plan o el hambre del momento.

Dónde comer en París

Y como aquí no venimos a recomendar por recomendar, estos son los sitios que he probado yo en persona y te los marco con estrellita Zapas: TYCOZ para galettes y ostras sin postureo en una placita ideal; Au Vieux Châtelet si querés un croque monsieur bien hecho entre museos; y Bateaux Mouches, porque cenar viendo París desde el Sena es una experiencia que merece su propio capítulo. Después de estos, seguimos con más opciones igual de potentes.

Por cierto, si quieres saber dónde dormir en París, te dejo aquí el artículo: Zapas in Paris.

Mis favoritos

TYCOZ – Crêperie & Oyster Bar

Entre el Louvre y Le Marais, hay vida más allá del típico croissant y el brunch de aguacate. Si cruzas la plaza Léopold Achille, tranquila y con árboles que dan sombra justa, te vas a topar con un rincón muy bretón: TYCOZ. Este pedacito del noroeste francés aterrizó en el corazón de París con una misión clara: que te enamores de las galettes de verdad y las ostras bien fresquitas.

TYCOZ no va de postureo: va de buen producto, trato cálido y mesas al sol donde la sidra corre como el vino en otros barrios. Las galettes son 100 % de trigo sarraceno, hechas al momento con rellenos que van desde lo clásico a lo creativo: la “complète” con jamón, huevo y queso es pura gloria bretona, y si te vienes arriba, prueba la de pastrami con cheddar que es puro sabor. Todo por precios que sorprenden: entre 11€ y 15 € las galettes.

Y si eres de los que necesitan mar en cualquier ciudad, las ostras son la joya del lugar. Traídas directamente de Cancale, hay desde baby Kys (las pequeñitas, ideales para iniciar el ritual) hasta una docena n°3 para los que se lanzan a lo grande. Desde 7 € el trío, perfectas para compartir mientras te tomas una sidra de Vitré bien fresquita. Ah, y muy majos los camareros y cocineros, que eso también gusta 🙂

Chez Elie

Si te apetece probar algo distinto en París y te encuentras cerca de la zona de Le Marais, apunta bien este nombre: Chez Elie. Este restaurante libanés, discreto por fuera pero potente en sabor, es de esos sitios que no salen en las guías pero que todo el que prueba, repite. La carta tiene lo mejor de la cocina libanesa: mezze variados, falafel, kefta, hummus, tabbule… Todo fresco, bien especiado y servido con ese punto cálido que hace que parezca que estás comiendo en casa de alguien. El local es pequeñito y acogedor, sin grandes pretensiones, y a veces es más fácil pedir para llevar que encontrar hueco pa’ sentarte.

Pides tu combo de delicias libanesas, lo recoges, y te montas un picnic gourmet en la ribera del Sena, en un banco de Place des Vosges o, si tienes la suerte de estar alojada en un piso bonito con terracita (ejem, HomeExchange), o en un hotel que te hayas pillado con vistas, te marcas una cena de 10 por poco más de 12 €. ¡De nada!

Au Vieux Châtelet

En pleno centro de París, a dos pasos del Louvre y del bullicio del Sena, hay un lugar donde la comida no es de súper 10, pero las vistas merecen aunque sea un croque monsieur. Aquí, en medio de todo el bullicio, está Au Vieux Châtelet. Y sí, lo que se lleva todos los premios es el Croque Monsieur: crujiente por fuera, cremoso por dentro, con un queso que se funde como en las pelis lentas. Es comfort food parisina en versión exprés, pero sin perder ni una pizca de sabor. También tienen quiches, sopas del día y vino por copa a buen precio, pero lo del croque… es otro nivel.

El ambiente es relajado, sin prisas ni florituras, con mesas en terraza si el clima lo permite, donde puedes simplemente sentarte y hacer una pausa para disfrutar de las vistas mientras te sirven.

Cenar a solas

Yo había hecho el crucero por el Sena cinco veces antes —el clásico, de día ida y vuelta a la Torre Eiffel—, pero NADA (palabrita de honor) se compara con la experiencia de cenar a bordo del Bateaux Mouches. Esta vez fui sola, y sí, al principio todo el mundo me miraba como pensando “¿y esta qué hace aquí sin compañía?”, pero terminé disfrutando como nunca de mi cena a solas conmigo misma, en plena burbuja parisina.

La comida está cuidada al detalle, hay música en directo (pianito incluido), y ese momento en el que se encienden las luces de París y tú estás flotando entre reflejos y vino, es pura magia. He probado otros cruceros (hasta 5), pero este tiene algo especial: elegancia sin postureo, vistas sin empujones y una calma que te abraza. De verdad, el mejor plan que he hecho en París —y mira que tengo el listón alto.

Cena en crucero con Bateaux Mouches

Fue lo mejor que hice en París y cada céntimo valió oro. Los Bateaux Mouches no son solo barcos turísticos: si reservas la opción con cena al atardecer, te espera una experiencia de película. Navegas por el Sena viendo cómo se iluminan la Torre Eiffel, Notre-Dame y el Louvre mientras te sirven una cena de tres platos con mucho vino y todo el glamour del mundo. Sí, es romántico. Sí, no es súper barato. Pero también es inolvidable.

El menú es elegante pero accesible: desde foie gras hasta pescado en salsa suave, postres parisinos como la tarte tatin y una selección de vinos que va de maravilla con el paisaje. El servicio es atento, las mesas están bien distribuidas (no es la típica trampa masiva, cuidao con eso) y la música en vivo remata el ambiente.

Recomendación zapas: elegí el turno del atardecer para ver el cambio de luz y el encendido de la ciudad. No es una comida más, es una experiencia sensorial completa. Lo reservaría otra vez sin pensarlo y esta vez no iré sola, me llevaré a mis padres para que disfruten de esta experiencia brutal.

Opción Económica

Y si el presupuesto no está para cenas de lujo (o simplemente un día te apetece algo más informal), París también tiene su versión low cost con mucho encanto. Puedes montarte un picnic de escándalo en la ribera del Sena si hace buen tiempo —con la Torre Eiffel de fondo o junto a Notre Dame— o cenar a cuerpo de rey en tu pedazo de terraza del HomeExchange, con vistas reales y sin pagar por noche. Pásate por supermercados como Franprix o Monoprix (si pillas un Monop’ aún mejor), hazte con una baguette recién hecha, un buen queso y una botella de vino por menos de lo que cuesta un café en una terraza turística. Spoiler: te sabrá a gloria.

Y por cierto, ya sabes que suelo viajar sola… así que si algo de todo esto te ha hecho tilín, no esperes a que se alineen los astros ni a que alguien más tenga vacaciones: París también se saborea a solas. Comer rico, callejear sin rumbo y darte un homenaje sin pedir permiso… eso sí que es un planazo.

Si tienes alguna duda o quieres que te personalice el viaje ¡contáctame para lo que necesites!

Sígueme en Instagram y Facebook para estar al día de todo 😉


Últimas entradas

Montmartre París
Louvre Le Marais París
Ile de la Cite de París
Campos Elíseos – TrocadéroParís
Barrio Latino de París

Dónde comer en París
Scroll hacia arriba
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.