Sin palabras
¿Qué ver en Staré Město, el corazón palpitante de Praga? Pues mucho más de lo que parece a simple vista. Este barrio no solo es el más antiguo de la ciudad, sino también el más teatral: calles adoquinadas que parecen sacadas de una peli de época, casas con siglos de historias, y plazas donde han pasado cosas de todo tipo, desde coronaciones hasta protestas. Aquí nació la ciudad tal como la conocemos, cuando en la Edad Media los mercaderes se instalaban junto al río Moldava para vender, vivir… y dejar huella. Y vaya si la dejaron.
Pero no todo es historia densa y edificios antiguos: Staré Město también es el barrio de las sorpresas. Desde esculturas colgantes que casi nadie ve (pero yo te cuento dónde), hasta callejones secretos con leyenda. Este lado de Praga mezcla lo monumental con lo raro, lo turístico con lo insólito. A cada paso hay algo que mirar, aprender… o fotografiar sin querer.
Zapas in Praga
Así que si te preguntas qué ver en Staré Město, aquí va un adelanto: la Plaza de la Ciudad Vieja con su reloj astronómico que lo flipa todo, iglesias con torres góticas que pinchan el cielo, bibliotecas de cuento, torres medievales y hasta una de las casas más pequeñas de Europa. Todo en un puñado de calles que te atrapan sin remedio.
Por cierto, si quieres una primera aproximación, aquí te dejo un Free Tour (ya sabes, propina sugerida).
Lo que hace única a la Plaza de la Ciudad Vieja —y que no solo tienes que ver en Staré Město, sino en Praga entera— es ese combo perfecto entre historia, belleza y ambientazo. A primera vista parece una postal, pero si te quedas un rato, notas que por debajo de las fachadas góticas y los turistas con pretzel en mano, late una historia tocha: aquí se coronaron reyes, se hicieron ejecuciones públicas (sí, sangre sobre los adoquines) y también se alzaron voces durante el comunismo. Vamos, que cada piedra tiene algo que contar.
Además, por la noche se transforma: con las luces encendidas y los músicos callejeros tocando de fondo, la plaza tiene ese punto mágico que ni el mejor filtro de Instagram puede imitar. Y por si fuera poco, es el sitio perfecto para arrancar ruta: desde aquí puedes tirar para el reloj astronómico, las torres de Týn, perderte por callejones medievales o acabar en un bar con absenta. Literalmente, todo empieza aquí.
Y, ya lo veías venir, cuanto más madruges, más suerte de disfrutarla a solas…
Otro de los impepinables que ver en Staré Město es la Iglesia de Nuestra Señora de Týn. Ese edificio que ves asomar dramáticamente por encima de los tejados en la Plaza de la Ciudad Vieja… pero ojo, porque su fachada no está donde crees. Resulta que está encajada entre otras construcciones, y de ahí su nombre: “Týn” significa algo así como “encajonao” en checo. Aun así, sus torres de 80 metros de altura se roban el protagonismo pero, ¿sabías que no son simétricas? La de la derecha es más grande y no es un fallo, sino puro estilo gótico.
Dentro, el rollo sigue siendo impresionante. Aquí está enterrado nada menos que Tycho Brahe, el astrónomo checo con bigote raruno que ayudó a entender el universo. También descansa el arzobispo husita Agustín de Mirandola, porque durante un tiempo esta iglesia fue el centro espiritual de los husitas en Praga. Vamos, que entre historia, ciencia y arquitectura, merece mucho la pena entrar y alucinar un rato con todo lo que esconde.
No es que sea un impepinable que ver en Staré Město, es que si no te paras varias veces por delante, vas pa’ ná.
El Ayuntamiento de la Ciudad Vieja de Praga tiene más historia que muchos libros juntos. Todo empezó allá por el siglo XIV, cuando los jefes de la ciudad decidieron montarse su propia sede en la Casa Volflin. Con el tiempo fueron ampliando el chiringuito comprando casas vecinas, hasta crear un edificio con un rebujío de estilos arquitectónicos (hasta una ala neogótica que sigue en ruinas desde que los nazis la bombardearon).
Y ojo al dato: entre sus muros estuvo una casa donde vivió el mismísimo Franz Kafka cuando era niño, la famosa U Minuty. Hoy en día, aunque ya no funciona como ayuntamiento oficial (porque para eso se construyó otro en la Plaza Mariánské a principios del siglo XX), este sigue siendo el alma de la Plaza de la Ciudad Vieja: acoge eventos, actividades culturales… y sí, también está la Oficina de Turismo, por si te hace falta un buen mapa y alguna recomendación con acento checo.
¿Y el Reloj Astronómico pegado al Ayuntamiento? pues es una joyita medieval que no solo da la hora: también muestra la posición del sol, la luna, los signos del zodiaco ¡y hasta el calendario! Fue instalado en 1410 y aún sigue funcionando, lo cual ya es una locura en sí. Pero lo que de verdad atrae a las multitudes es su espectáculo cada hora en punto: las figuras de los doce apóstoles desfilan por las ventanitas mientras la Muerte (un esqueleto con mucha actitud) tira de la cuerda para recordar que el tiempo vuela. Es uno de esos momentos que hay que ver al menos una vez en la vida… aunque tengas que hacer malabares para sacar una foto sin cabezas delante.
De entre las cosas más desconocidas que ver en Staré Město, está la escultura «Man Hanging Out» de David Černý. Instalada en la calle Husova, muestra a Sigmund Freud suspendido por una mano desde una viga del techo, con la otra mano en el bolsillo. Fue creada en 1996 y pieza busca reflejar la lucha interna entre la vida y la rendición. La escultura ha sido exhibida en diversas ciudades, pero actualmente tiene su hogar permanente en Praga.
Por cierto, que David tiene obras repartidas por toda la ciudad. Por ejemplo, en el Passage Lucerna siempre tienes oportunidad de ver más esculturas de este escultor tan original. Y justo al lado de la Národní třída te espera una de las rarezas más hipnóticas de Praga: la cabeza giratoria de Kafka. Una escultura mecánica de 11 metros y 42 placas móviles que parece decirte: “sí, estoy en crisis existencial, ¿y qué?”.
Lo sé, soy mu boba, pero estas cosas me gustan y lo sabes porque lo he estado haciendo en muchos viajes… Esta es la Casa más Pequeña de Praga y se encuentra en la calle Anežská, en el número 4/1043, en el casco antiguo de la ciudad. Construida en 1853, tiene solo 2,25 metros de ancho y consta de dos habitaciones. Curiosamente, funcionó como burdel durante más de 40 años, hasta 1922. ¿Impepinable? Si eres tan monguer como yo, puede que sí…
Uno de mis absolutos obligatorios que ver en Staré Město es el Clementinum. De verdad que de mi primer viaje est es lo primero que se me viene a la mente, así que tenía claro que iba a ser mi prioridad cuando volviera. Y, aunque iba con cierto miedo a «puede que lo haya sobrevalorado», cuando llegué me dije «ni de coña, esto es brutal».
Sinceramente, este es uno de esos rincones de Praga que te deja con la boca abierta, sobre todo por su biblioteca barroca, que parece sacada de una peli de aventuras. Antiguamente fue universidad y cuartel general de los jesuitas, pero hoy es la sede de la Biblioteca Nacional, donde se guardan más de 20.000 libros antiguos en una sala espectacular llena de frescos, globos terráqueos y vibes de sabiduría antigua.
Además de la biblioteca, la visita guiada (porque no se puede ir por libre) te lleva por sitios tan top como la Capilla de los Espejos, donde dicen que tocó Mozart, y la Torre Astronómica, desde la que tienes unas vistas brutales del Castillo de Praga. También hay relojes de sol por los patios, una Sala del Tesoro y una de las series de registros meteorológicos más antiguas de Europa. Vamos, que el Clementinum es un planazo para viajar en el tiempo sin moverte del centro de la ciudad (además de bonito de pelotas).
¡Ay, las escaleras del Clementinum!: una espiral de madera antigua, estrechísima y sin barandilla (vamos, que si tienes vértigo o llevas falda como una servidora, prepárate para el momentazo incómodo). No es que sean muchas, pero al ser tan estrechas, hay que subir en fila india y con cuidadito… por eso siempre acabé la última, por razones logísticas y decentes 😅.
Eso sí, el esfuerzo merece la pena porque la vista desde la Torre Astronómica es brutal. Y consejo zapas: reservá con antelación porque las visitas guiadas suelen llenarse rápido, especialmente en temporada alta. No es plan quedarse fuera por no haber pillado hora. Te dejo página oficial aquí: https://prague.eu/en/objevujte/the-clementinum-astronomical-tower-and-baroque-library/
La Biblioteca Municipal no te va a llevar más de 15 minutos y es algo distinto que ver en Staré Město. Su mayor atractivo es la «Torre Infinita», una obra maestra del eslovaco Matej Kren que utiliza cientos de libros apilados para crear una estructura. Según el autor simboliza el conocimiento ilimitado. Desde luego si metes la cabeza te sientes en el infinito y un mareo que flipas. Además de esta maravilla visual, la biblioteca ofrece una amplia gama de actividades culturales, como exposiciones de arte, conciertos y proyecciones de películas, por si quieres echarle más de 15 minutos. Por cierto, que es gratis, te he dejado sin excusas.
Aunque el horario de apertura puede variar, generalmente está abierta de lunes a viernes durante el horario laboral. Te recomiendo consultar su sitio web oficial antes de planificar tu visita para obtener información actualizada sobre horarios y eventos especiales.
La Torre de la Pólvora es uno de los monumentos más antiguos y emblemáticos de Praga. Originalmente, fue construida en 1475 como una de las puertas de entrada a la ciudad, pero su nombre no viene de su función inicial, sino de su uso como almacén de pólvora en el siglo XVIII. Esta torre gótica de 65 metros de altura fue diseñada por el arquitecto Mathias Rejsek y sufrió varios daños a lo largo de los siglos, incluido un incendio en 1541 y ataques prusianos. Pero en el s. XIX fue restaurada para marcar el inicio del Camino Real, por donde pasaban los futuros monarcas en su camino al Castillo de Praga para ser coronados.
Hoy en día, puedes visitar la Torre de la Pólvora y explorar su interior, donde encontrarás una pequeña exposición sobre la ciudad, con esculturas de monarcas bohemios y estatuas religiosas. Después de subir casi 200 escalones, podrás disfrutar de unas vistas espectaculares de Praga desde la galería superior. Si te gustan los edificios históricos con historia y buenas vistas, esta torre es una parada imprescindible en tu recorrido por la ciudad.
Dormir en Staré Město es como alojarte dentro de un museo viviente: sales del portal y te plantas en plena historia, con el Reloj Astronómico saludándote y la Plaza de la Ciudad Vieja como patio de recreo. Eso sí, tanta ubicación premium se paga, y no siempre barato. Por eso, si quieres algo con rollo local y sin dejarte un riñón, te recomiendo echar un vistazo a HomeExchange. Es la opción que usé yo: casas con encanto, anfitriones majísimos y cero euros por noche si intercambias o usas puntos.
Si eres más de tirar por lo clásico, Booking también tiene mogollón de opciones en el corazón de Praga. Desde hoteles boutique escondidos en callejones con historia hasta apartamentos con vistas a las torres góticas. Y aunque el centro es lo más práctico, también puedes mirar en barrios cercanos como Nové Město, que es algo más económico y sigue estando a un paseíto de todo.
Si tienes alguna duda o quieres que te personalice el viaje ¡contáctame para lo que necesites!
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