Vietnam
Vietnam
Vietnam no era un destino que me llamara especialmente pero por una razón concreta. Hace más de 12 años, en un viaje a Camboya —cuando todavía apenas había turistas—, un guía local me habló con los ojos húmedos del conflicto con Vietnam. Me compartió historias tan duras, tan crudas, que se me quedaron clavadas. Me removieron tanto que durante mucho tiempo no fui capaz de mirar a Vietnam como un lugar que quisiera visitar.
Y sin embargo, aquí estoy. Más de doce años después, cruzando sus calles infinitas, escuchando su idioma, probando sus sabores, con la sensación de estar cerrando un círculo. O, al menos, de abrir uno nuevo. Porque toda historia tiene dos versiones. Y aunque aquella primera me caló el alma y se quedó conmigo todos estos años, también entiendo ahora que un país es mucho más que sus sombras.
Vietnam me ha enseñado que la vida sigue latiendo en cada plato compartido, en cada mirada amable, en cada paso entre arrozales o entre motos imposibles. No vengo a borrar lo que escuché entonces, sino a sumar lo que veo ahora. A mirar el mapa con más preguntas que respuestas y con el corazón más abierto.
Y no sé si conoces Camboya, pero Vietnam deberías y voy a intentar que te entren ganas contándote mi experiencia. Porque, Vietnam, Maris mías, está ahora en mi top 3 de Asia junto con Japón e Indonesia.

 
			 
			 
			 
			 
			 
			 
			 
			 
			 
			 
			 
			 
			