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Los viajes de Sandra y sus zapatillas viajeras

Qué ver en Rabat


Si no sabes qué ver en Rabat, déjame decirte que la Capital de Marruecos es ciudad Imperial y además patrimonio de la humanidad por la Unesco desde el 2012 (por algo será). Es más, quedó en segundo lugar en el ranking CNN de los mejores destinos turísticos en 2013.

Tras más de 20 años visitando Marruecos nunca me había tentado Rabat, pero celebrar mi cumple fuera por primera vez es lo que me trajo aquí (sí, viajo mucho, pero el cumple siempre cerca de mi casa hasta hoy #cosasdemonguers).

Si nunca has estado en Marruecos, te recomiendo Rabat como tu primera visita chispas, porque es bonita de pelotas, tiene medina, kasbah, riads a doquier, pero es menos choque cultural que otras ciudades del país y además súper limpia con diferencia (más que mi casa, vaya).

Pero si ya has estado en Marruecos y nunca pisaste Rabat, te digo ya que has perdido el tiempo, porque se ha colado en mi top 3 junto con Marrakech y Agadir.

Por cierto, si ni buscar los vuelos es lo tuyo, no llores, Mari ¡contáctame aquí para lo que necesites que te organizo tu viaje completito por dos duros!

La belleza de lo incompleto

Qué hacer en Rabat

Aunque Marrakech (aquí te dejo la guía) o Casablanca son más turísticas, la capital también merece una visita. Fue fundada en el 1150 por la dinastía almohade sobre la propia Kasbah de los Oudayas. Y en realidad era una auténtica fortaleza.

Pero cuando Rabat empezó a crecer de verdad fue tras la expulsión de los moriscos por el rey Felipe VI de España en 1609, cuando 13.000 exiliados vinieron a instalarse montando una mezcla árabe andaluza de narices (lo vas a ver en las fotos).

Hassan Tower

Empiezo fuerte, porque la Torre de Hassan y sus alrededores (con el proyecto de Mezquita) son un ejemplo de cómo una obra incompleta puede llegar a ser lo más bonito que ver en Rabat.

Aunque mide 44 m, la intención era casi el doble, para ser el minarete más grande del mundo. Pero a pesar de no estar acabada, maravilla con sus elementos arquitectónicos, tanto árabes como islámicos. La torre cuenta con una base cuadrada, típica de los minaretes marroquí, con arcos de herradura y un color muy característico con la piedra arenisca roja.

El califa Abu Yusuf Yaqub Al-Mansur la encargó a finales del siglo XII como un proyecto a gran escala para demostrar el poder del califato almohade. Su intención: erigir el minarete más alto y también la mezquita más grande del mundo. Pero murió en 1199 y toda su obra quedó incompleta. Pero tan jodidamente bella…

Por su parte, la mezquita debía incluir una sala de oración de más de 2,5 ha, con un techo sostenido por 300 columnas y 100 pilares. El muro exterior del edificio, de 183 m de largo por 139 m de ancho, habría tenido 12 puertas y su inmenso salón habría estado dividido en 19 naves de 21 tramos cada una.

Las columnas, de estilo romano bizantino, formadas por fustes superpuestos coronados por capiteles casi informes, son excepcionales en el arte religioso almohade. Y en conjunto, las inacabadas torre y mezquita, son el símbolo de Rabat.

Mausoleum of Mohammed V

Justo en el mismo complejo está otro de los sitios más mágicos que ver en Rabat. En el mausoleo descansan tres miembros importantes de la familia real, uno frente al otro, mirando hacia el Oued Bou Regreg. La lujosa lápida fue propiedad del Rey de Marruecos y sus hijos, el Rey Hassan II y el Príncipe Abdallah.

El rey Hassan II encargó la construcción del Mausoleo de Mohamed V en el año 1962 y tardó 9 años en acabarse (el sultán Mohamed V gobernó Marruecos durante dos reinados separados y es conocido por su lucha por la independencia de Marruecos). La estructura fue obra de un arquitecto vietnamita y construida por artesanos locales (dicen que se necesitaron 400 hombres en total).

Esta maravilla de techo de tejas verdes, pintadas de madera de cedro también está cubierto de pan de oro. Además cuenta con yeserías esculpidas, mármol, paneles de bronce cincelado y el asiento de los recitadores del Corán… casi nada.

¿Y la tumba? También sencillita: es un bloque de piedra de ónix/mármol blanco, cubierta con patrones geométricos de mini mosaicos y cubierta con yeso. Y remata con imponentes candelabros para iluminar el edificio real, alfombras rojas en las escaleras y banderas para completar la construcción imperial.

Chellah

Hoy en día y a pesar de su larga historia y de su belleza, el Chellah es principalmente un escenario para festivales de la ciudad, entre ellos el famoso festival de jazz. Por suerte, puedes visitarlo por unos 70 Dirhams (7€ aprox) a diario, sin tener que esperar a ninguna fiestuqui.

Tras los fenicios fueron los romanos los que se instalaron en esta cima de la colina que hay junto al río. Era  alrededor del 40 DC. Abandonada desde el s. XII hasta el XIV, que fue cuando el sultán construyó una necrópolis sobre el antiguo sitio romano.

Lo único que queda de todo ello es un minarete, y tras él, la tumba del sultán, con tallas de piedra y restos de mosaicos.

A la derecha hay tumbas de varios santos y un estanque “mágico”. De hecho, a él suelen ir las mujeres que creen que alimentar a sus águilas fomenta la fertilidad. 

Junto al minarete también hay una pequeña medersa con restos de pilares y los antiguos cuartos para los estudiantes. También un mihrab (que indica la dirección de la meca) y vas a ver una decena de nidos de cigüeñas junto a los jardines.

Sinceramente, es de mis zonas favoritas de Rabat…

Kasbah de Oudaya y sus jardines

Otro Patrimonio Mundial de la UNESCO para la saca. Una auténtica fortaleza del siglo XII con una imponente puerta almohade tan bonita que bien merece una visita. Es la puerta Bab Oudaia, una de sus espectaculares entradas construida en 1195 con arcos tallados y piedras labradas. 

El paseo por la kasbah incluye un jardín de estilo andaluz (lo comparan con el de la Alhambra), un museo,  varios riads y  mezquitas. La verdad es que la influencia andaluza es más que evidente y en ella destaca el famoso café morisco, al que se accede a través de laberínticas callejuelas (hazlo mejor con un guía que te cuente salseos).

La Kasbah sirvió en su momento como fortificación estratégica para la dinastía almohade contra las fuerzas invasoras y los barcos piratas. Hoy en día es como una ciudad dentro de otra ciudad con 2.000 ciudadanos de Rabat, su propia mezquita, hamman e incluso un horno de pan comunitario.

No te puedes perder acercarte a la «terraza» para flipar con las vistas de Salé, el Atlántico y al precioso cementerio en primera línea de playa que pone los vellos de punta…

Oye, en serio, los jardines interiores son la viva influencia de los repatriados de Andalucía que se quedaron en esta zona. 


La medina

Se encuentra cercada entre dos murallas de distinta época y la pequeña Medina era todo lo que había en Rabat antes de que llegaran los franceses en el 1912 y expandieran la ciudad. En realidad, la sección original se creó cuando los refugiados musulmanes andaluces huyeron de su ciudad natal de Badajoz y terminaron aquí. 

Hoy en día la pequeña medina está repleta de tiendas tradicionales y cafés. Hay innumerables tiendas de recuerdos y curiosidades donde venden lámparas, telas antigüedades y hasta artículos de madera en la calle verde de la medina, hay también puestos que venden bolsas de plástico llenos de hojas de menta para que puedas hacer tu propio té, pero ojo a los olores que hay comida de todo tipo también.

Yo te recomiendo salirte de vez en cuando de las calles principales y perderte por los callejones. No solo es seguro, es que es precioso ver el entresijo de puertas y la paz que desprende el centro mientras te cruzas con los vecinos de la zona.

Rue des Consuls

La calle de los Cónsules es una de las calles más antiguas y famosas de Rabat, y encima declarada monumento histórico.

En el 1609, el rey Felipe III de España expulsó a todos los moriscos del país y la mayoría de ellos se establecieron en Rabat y en Salé. Pero Salé se convirtió en una base para los piratas que atacaban a los barcos mercantes y esto derivó en que la calle de los cónsules se convirtiera en una zona de «intercambio».

En el zoco se estableció una zona de negociación especial que los primeros embajadores usaban para poder rescatar a sus compatriotas cautivos por los piratas. Este barrio se convirtió en hogar de numerosos embajadores y cónsules, sobre todo europeos. De hecho, hoy en día alberga las residencias de los enviados suecos, daneses y holandeses. 

Baba el Had

Y de entre todas las puertas de la muralla, la de Bab El Had, construida a finales del siglo XII, se traduce en árabe como “filo de espada”. Y se llama así, porque frente a ella era donde ejecutaban a los asesinos decapitándolos con una espada. Nada que puedas imaginar mientras caminas bajo su arco…

Paseo en barco entre Rabat y Salé

Para rematar el día, date un paseo desde 2,5€ en una de las barcas del puerto entre Rabat y Salé y a los pies de la Kasbah, no es que sea bonito, es que apenas nadie lo hace y yo he llegado a estar sola disfrutando de las vistas y el color del agua y con silencio absoluto.

Ojo, que encima el barquero hace fotos que flipas (y gratis sin pedir nada por ello).

Un capricho muy local

Seguro que alguna vez has ido a un hamman en España o al menos a algún Spa. OLVIDA TODO lo que sabes…

Me puse a buscar en google maps hamman local en Rabat y decidí ir a uno muy bien valorado, era la única turista (o no local, llámalo como quieras) y fue una experiencia chocante de narices pero súper inmersiva y agradable… y dirás tú que cómo se come eso. A ver cómo te lo explico.

Para empezar, y para tu consuelo, que sepas que está separado por géneros. Y menos mal, porque la primera puerta que cruzas ya está todo el mundo en pelotas.
Te voy a hacer un pequeño destripe, salí súper suavecito, limpia, y oliendo a argán

Evidentemente, no me dejaron grabar nada, pero te guía un poco por si te atreves con la experiencia.
Para empezar te meten en una sala ponen una esterilla en el suelo y ahí te la pasas hora y media. Y cuando digo esterilla no esperes lujos ni leches, has venido un hammam local, has venido a jugar.
El primero de los cuatro meneos es con un guante exfoliante y una pasta con henna y te van a salir pelotillas hasta de los sitios más insospechados .

Entre tratamiento y tratamiento te van a limpiar a base de cubazos. Y eso es literal, cubos de casi 8 l. llenos de agua, eso sí, calentita. Otro de los baños es con aceite de argán, el tercero es con café y en cada uno de ellos también te limpian la cara. Antes del cuarto toca lavarte la cabeza, y peinarte el pelo. Y en el último es una gel casi normal, pero con un olor súper apetecible.

Y si te queda tiempo

Madrasa of Abu al-Hasan

Yo después de la madrasa de marrakech, soy una friki de estas antiguas escuelas. Esta fue construida en el siglo XIV por el sultán meriní Abu al-Hasan y es conocida por su bella decoración.

Para entrar en la madrasa, hay que atravesar un portal de piedra ornamentado con una puerta en forma de arco de herradura. El patio interior es conocido por sus azulejos zellij y cuenta con una pequeña fuente central. En el otro extremo del patio se encuentra el mihrab, también conocido como sala de oración.

Aunque es mucho más pequeña que la de Marrakech, es otra maravilla arquitectónica.

Cómo moverte en Rabat

Olvídate del coche, conducir en Marruecos es una locura y además en Rabat no es necesario para nada. Hay aplicaciones como Careem que son tipo Uber y te valen para algo puntual, pero yo te recomiendo de verdad un guía en condiciones que te lleve a lo mejorcito y te cuente los salseos que no vas a encontrar en ninguna guía ni web.

Yo en Rabat tanto la guía como el traslado al aeropuerto (que además llegué tardecillo) lo pillé con Ghali Jorio (enlace aquí) y su agencia AfriTripMorocco. El primer día me hice todo el recorrido con ellos (barco incluido) y el segundo día me ayudaron en todas las dudas que tuve sobre Rabat, restaurantes y mejores sitios para atardecer.

Y aunque pasees por la ciudad a pie, deberías llevar una esim para tener siempre conexión a internet (aquí te dejo el enlace y mi código: ZAPAS5) y perderte lo menos posible por la Medina.

Dónde Dormir en Rabat

Dormir en un Riad es un IMPEPINABLE que hacer en todo Marruecos. El que yo visité está ok, pero tampoco te lo recomendaría a muerte, porque entre otras cosas, el desayuno está incluido, pero se olvidaron de decirme que en otro Riad que regentan a unos 3 minutos. Y es que yo, sin mi primer café no quiero ni mirar el móvil…

De todos modos te dejo el Riad donde sí puedes desayunar, que no está mal de precio y parece bonico: se llama Casa Indigo (enlace aquí). Ah, y está bien ubicado en plena medina 🙂

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