Por desgracia, es mi último día en Kizimkazi por libre. A pesar de las tormentas, la de anoche fue de las más heavy, no me quiero ir de aquí. Mientras en el norte de Zanzíbar no estaba realmente disfrutando, excepto por el buceo con East Africa Diving que fue genial, en el sur todo es perfecto. La gente es majísima, los restaurantes sirven la comida con rapidez, la playa es preciosa, el hotel donde estoy es una gozada y no hay la cantidad de turismo del norte.
En mi último día voy a aprovechar para hacer también dos últimas inmersiones. Realmente, después de esto, no sé cuándo podremos volver a bucear y eso que aún no se sabe casi nada del Covid19… Así que hoy toca disfrutar del día como nunca.
Voy al restaurante a las 8:00h. para degustar el desayuno bufé, pero con moderación. Aunque los bollitos estos rebozados me llaman con cara de pena y no puedo evitar meterles mano. Ya sabéis, hay que probar la comida local por encima de todo.
Además de las vistas del desayuno, me encanta poder estar acompañada. De nuevo vuelven a visitarme los mininos hambrientos de la zona, siempre esperando una oportunidad, pero nunca perdiendo los modales. Eso sí, cuidado con los dedos cuando vayas a alimentarlos, que son medio zombies.
A parte de los gatitos, hoy hay un nuevo acompañante, aunque este no parece querer comida, pero es súper gracioso….
Las mañanas en Kizimkazi
Después de varios días en Kizimkazi por libre, estoy convencida que lo mejor que puedes hacer a esta hora del día es una excursión, ir a ver delfines o bucear. Por lo visto es bastante habitual encontrarte la marea baja. Cuando digo baja quiero decir que en ocasiones está a tomar viento.
Es cierto que pasear por la playa tampoco es mala opción, porque en estas condiciones tienes playa de sobra, pero como te pille la marea a medio camino, no te va a hacer tanta gracia hacer la vuelta a nado…
Último buceo en Kizimkazi
Esta vez Dickson y Hassan tienen preparada una despedida a lo grande, o al menos eso anuncian. En realidad me preocupa la tormenta de anoche y que haya removido tanto el fondo marino que no se vea ni un churro. Aún así, #hemosvenidoajugar y no quiero dejar de intentarlo.
En primer lugar volvemos a Grouper’s World, ya sabéis «el mundo de los meros». Aunque no vemos ni medio mero, la visibilidad es buena y los bichitos están todos de paseo, incluyendo los peces trompeta y los cofre. Por otra parte, la temperatura sigue siendo de 30º, hay un poco de corriente, pero nada que no podamos manejar. En total, 59 minutos a tope de vida submarina, a un máximo de 26 metros.
Última inmersión por la puerta grande
Hacemos un descanso y tomamos una frutita mientras llegamos al siguiente destino. Por primera vez voy a bucear en la zona norte de Kizimkazi, en Minai Bay. No solo no conozco su fondo marino, tampoco la superficie, porque siempre habíamos visitado el sur. Y me encanta. No me quiero irme de aquí, todo es tan bonito y tranquilo…
Pero ha llegado el momento que todos odiamos cuando viajamos, la cuenta atrás. Y empieza buceando por última vez en Minai Bay, que se convierte en una de las inmersiones más largas de mi corta vida bajo el mar. Así es, 71 minutos bajo el agua del tirón. Pero lo mejor, es cada uno de esos minutos ha sido un espectáculo.
De hecho, dedico un único vídeo a todos los nudibranquios que heo podido ver. Bueno, todos no que no cabían, pero es que aquí hay especies que jamás habíao visto. ¿Y el tamaño del primero? Madre mía, es brutal. Después, heo querido enseñarte la formación tan bonita del fondo, y también un pez alón, que parece casi un murciélago, un par de sepias y un primer plano del pez pipa (de la familia de los caballitos de mar) arrastrándose para moverse.
Chimpón
Por último, te dejo gambitas, anguilas jardineras sobre las que me encanta pasar sigilosamente y otros amigos que pude hacer a tan solo 16 metros de profundidad ¡perfecto para los que estáis empezando!
Por supuesto, no podía faltar el vídeo de vuelta, para que podáis disfrutar casi como yo de los paseos por la costa zanzibareña. ¿No os parece bonito? Mierda, no me quiero ir…
El Centro de Buceo de Kizimkazi
Ahora que ya conoces los mejores sitios de buceo del sur, voy a hablarte del centro de Buceo muy brevemente, el Buccaneer Diving. En resumen, no lo aconsejo porque no hay equilibrio calidad-precio.
A estas alturas ya sabéis que no soy exquisita en nuestros viajes, y que si veo algo mal siempre te lo cuento. Algunas veces con más gracia que otra. Pues bien, este centro está junto al hotel, pero sus instalaciones son las más «lights» de todos los centros que he visitado. Es cierto que los equipos te permiten bucear, pero con la poca rotación que tienen no son muy cuidadosos y cada día ha fallado algo y han tenido que cambiarlo. Con todo esto, los precios son desorbitados incluso haciendo un descuento por bucear tantos días seguidos. De hecho, sale a una media de 55$ cada buceo. Sí, además de ser mucho más caro que el resto de centros de la zona, encima te cobran en dólares, para ganar con el cambio.
Por tanto, mi recomendación es que si vas a bucear con ellos seas consciente de todos estos contras y, por supuesto, negocies mejor precio. Porque, y estoy siendo muy sincera, hay varias alternativas en la zona en mejores condiciones y no es justo que aprovechen la proximidad de un par de hoteles para hacer negocio sin dar garantías y calidad. Así no. Y, ojo, que las inmersiones han sido una auténtica pasada, pero puedes hacerlas con otros centros.
Comer en Kizimkazi
Aún un poco molesta por el asunto del centro de buceo, me voy al restaurante a comer algo. Aunque son ya las 14h. no hay hambre, así que pido algo ligerito para comer. También le digo a los chicos del restaurante que pueden abusar de su Pole Pole porque pienso quedarme aquí un rato a disfrutar del día. Ya ha parado el viento, el sol no pega como para echarte de la silla y todo está taaan calmado. Definitivamente, Kizimkaze gana a Nungwi por goleada. Y este hotel, el Sarabi Zanzíbar, se ha convertido en uno de los Top 5 de mi lista a nivel mundial.
Tranquilita y bronceada me pido una Kilimanjaro fresquita y un jugo de piña. Y esta vez me siento en la parte intermedia del restaurante, entre las zona de ventanales y las hamacas. Todo ello para disfrutar del vientecito y estar más cercar de la playa, ahora que la marea está en su mejor momento.
Nuestro platos favoritos de Zanzíbar
Tras una primera ronda de bebidas, salto a la segunda acompañada de unos macarrones, un pan con mantequilla y ajo y una tortita rellena de pollo. De hecho, os confieso que junto con la brocheta de tomate, las tortitas de la isla son una delicia. Además de estar riquísimas, apenas cuestan entre 3-5 € y suelen ser bastante grandes.
Y a riesgo de que mi madre deje de leer aquí (y deje de hablarme) hoy he hecho un nuevo amiguito. Si esta mañana me acompañaban los gatitos y un gracioso ermitaño, con el sol de mediatarde pensaba que tenía una gota de sudor. Sin embargo, lo que tenía recorriendo la pierna era esta monada en miniatura.
Venga hombre, no seáis miedicas, este mini bichito tiene ahora mismo más miedo que todos vosotros juntos… ¡y es tan cuqui!
Kizimkazi: Un nuevo lugar en la lista de favoritos
Tal como os contaba ayer, he añadido Kizimkazi como uno de mis rincones favoritos del mundo. A pesar del gran número de viajes que llevo (incluyendo el viaje de 100 días que empezó en Indonesia) nunca había puesto tanto empeño en ver atardecer en un sitio. Todas y cada una de las tardes de este viaje a Zanzíbar por libre buscaba un lugar adecuado y tranquilo para ver la puesta de sol.
Cuando estuve preparando el viaje a Zanzíbar, me di cuenta de que todos coincidían en que la costa oeste era la mejor. Aunque la zona este era menos turística y más económica, la marea baja era casi el pan nuestro de cada día. En consecuencia la mayor parte del tiempo los turistas solo podían remojarse en la piscina con vistas a una playa lejana. Por otra parte, el sol se pone por el oeste, por lo que los atardeceres eran el gran atractivo de la zona frente al continente.
Sin embargo, en Kizimkazi por libre he encontrado la combinación perfecta. Resulta que esta zona tiene las puestas de sol y la marea se suele comportar bien y además tiene incluso menos turismo que el este. Y, sinceramente, con tanto recorrido a mis espaldas, es difícil que algo me guste tanto como para repetir cada día.
Un nuevo hotel en la lista
Pero seamos justos, el viaje a Kizimkazi por libre no hubiera sido lo mismo sin el hotel Sarabi Zanzibar. Aparte de que la habitación es una de las mejores en las que he estado, el complejo no se queda atrás. En realidad las instalaciones y los servicios no se corresponden con la tarifa media de la isla, el hotel es económico en calidad-precio. Y un oasis, solo hay que verlo.
Y con estas imágenes en la retina, bueno y en la cámara y el droncito, disfruto de uno de los mejores atardeceres de 2020. Sin saber, que probablemente fuera uno de los últimos de ese año fuera de casa…
Sorpresas no, gracias
Con todo esto, creo que este es el escenario perfecto para celebrar el aniversario de casados que no pude hace unos días. Evidentemente, el personal del hotel se ofrece a preparar una cena especial para la ocasión. A las 20:30h. convenzo a mi pareja para ir a cenar al restaurante del hotel, donde le espera la sorpresa. Sin embargo, había olvidado que a él no le gustan las sorpresas, y tampoco que le graben si se la van a dar…
A pesar de la mesa a pie de playa, rodeada de flores y velas, su cara es un poema. A ver si con la comida y la Kilimajaro fresquita se le olvida.
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